Si en los años años 60 el Tablao de Manolo Caracol “Los Canasteros”,
en el número 11 de la calle Barbieri, se convertía en uno los templos
del flamenco de todo Madrid, hoy un nuevo espacio del barrio aspira a
ser el digno sucesor de la cultura flamenca en la ciudad.
Con el nombre de Centro Cultural Flamenco de Madrid
en la calle Conde de Xiquena número 6 acaba de abrir sus puertas este
local dirigido por Rosana de Aza y con la bailaora Leilah Broukhimla a
cargo de la dirección artística.
Un centro que, además de baile, también acogerá exposiciones y otro
tipo de actividades relacionadas con el arte y la cultura flamenca.
Todos los días, a las 19:30 horas, también podremos disfrutar en su
auditorio (con aforo para unas 60 personas) de un espectáculo flamenco
íntimo en el que no hay ni micrófonos ni altavoces.
“Lorca, Poeta flamenco” es el espectáculo con el que se presentan a
los espectadores madrileños. Sobre las tablas, el cantaor Roberto
Lorente, al guitarrista Víctor “El Tomate” y las bailaoras Leilah
Broukhim y Eva Manzano homenajean al escritor granadino en el centenario
de su llegada a Madrid.
Recuperando la esencia del “Los Canasteros”
Fundado en el año 1963 por el cantaor Manuel Ortega Juárez, más
conocido como Manolo Caracol, el Tablao “Los Canasteros” fue hasta 1993,
tal y como recuerda la placa municipal instalada en 2003, un lugar muy
popular y frecuentado por artistas, intelectuales y toreros.
Por sus tablas pasaron figuras del flamenco como Pepe Marchena,
Pastora Imperio, Juanito Valderrama, Pepe Pinto o La Niña de los Peines,
por poner solo algunos ejemplos de las numerosas figuras que actuaron
en él.
Tras el accidente de tráfico que sufrió Caracol en 1973 cuando se
dirigía hacia “Los Canasteros”, este conocido tablao estuvo cerrado
cinco años.
Su reapertura tuvo lugar en 1979 y cerró sus puertas de
manera definitiva en 1993 para transformarse en una discoteca, uso que conserva en la actualidad, aunque en otras manos.
Ahora el Centro Cultural Flamenco de Madrid toma el testigo de “Los
Canasteros” y rescata su espíritu poniendo en valor la cultura flamenca y
acercándosela al público en general desde el corazón de Chueca.