'Overbooking' por Darío de Jerez

Esto es intolerable. No puede ser. Cada día son más. Por más que intentas evadirte de ellas no puedes. Cada semana hay una e incluso puede que dos. ¿Qué vamos a dejar para Semana Santa? La cosa no da para todos y esto no puede traer nada bueno. Al final, alguna saldrá perjudicada. Y es que claro, lo ven tan fácil que todos quieren lo mismo. Si este lo hace, yo también quiero hacerlo, y que todo el mundo hable y esté pendiente de mí por un rato, haga lo que haga. Además, por descontado, tienes asegurado que vas a estar presente en los medios cofrades. Sotelino, Cañadas, Ojeda, Jaime, etc, todos pendientes de ti. ¿Qué más se puede pedir? Todo son ventajas. De acuerdo que cuesta el tiempo, el esfuerzo y la dedicación, pero ¿qué es eso al lado de esos momentos de gloria? Al principio era solo una, como mucho dos y claro, esas dos levantaban toda la expectación, se llevaban todos los laureles y la gente deseando verlas. Pero ahora, con tantas, apenas nos da la vida para seguirlas a todas. La cosa se ha vuelto inabarcable.

Alguien tiene que poner puertas al campo en este asunto. A las procesiones extraordinarias también, pero yo me estoy refiriendo a las cuentas anónimas de Twitter con temática cofradiera jerezana. Hará cosa de un par de semanas escribí en mi primer borrador a los Reyes Magos, una serie de peticiones que incluían el adoquinado del Centro, la Carrera Oficial en Cristina, y entre otras cosas, un certificado de calidad para cuentas anónimas de Twitter. Como verán, nada para mí. Todo por el bien común. Así soy yo, siempre por y para Jerez. Y es que, un día eres joven y están ‘El Bizco de Melgarejo’ y tú siendo los matones del recreo, y al otro te levantas y han surgido (como eso negro que hay que limpiar de la plata con polvo de tiza y alcohol) un montón de embozados que se creen que esto es sólo crearse una cuenta y soltar lo primero que se nos ocurra. A ver, técnicamente es así, pero cuidado con lo primero que se nos ocurre, que ya expliqué en mi primera incursión articulista que no vale todo, que el anonimato como la libertad de expresión conlleva una responsabilidad. No se trata de ocultarse para poder así hacer el asno libremente. Yo ya conté que en mi caso lo hago para que no se detengan a analizar quién dice qué, por muy chorrada que pueda ser lo que publique. Humor aséptico. Ya le gustaría a Dani Mateos.

Ahora resulta que de buenas a primeras te ves etiquetado en un montón de conversaciones de temática cofrade, a ver quien suelta el mayor ingenio, con el agravante de que en cada respuesta a esos comentarios, también estás etiquetado, y la cosa deriva en una serie de conversaciones más propias de grupitos de WhatsApp que del noble arte del ingenio tuitero. Y aquí nadie trata de dárselas de nada, pero os diré un secreto: cuando vayáis a publicar algo, pensad si eso que estáis escribiendo lo podría escribir alguien más. En ese caso no será nada original. Volved a intentarlo, reescribid el tuit u olvidadlo por completo. Pasad a otra cosa mariposa hasta que surja lo que tiene que surgir. Lo mismo pasan hasta un par de días hasta que encuentras algo interesante que poner. A mi me pasa últimamente, por eso dije que estaba más ‘perdío’ que un hermano mayor saliente. Y para que veáis, algo tan simple y que solo pretendía avisar de que seguía vivo, no dejó de gustar al personal. Nunca se sabe cuando va a saltar la liebre, pero no es obligatorio escribir a diario diez o doce comentarios. A mí no me va mal, no por más o menos éxito, sino porque me siento bien con lo que pongo. E incluso he llegado a borrar algunos de los que luego no me he sentido muy satisfecho. Y hasta aquí nuestra lección de corrección tuitera de hoy, que va a parecer que yo me gano la vida con esto.