La huella de la genética

Por las venas de María Fernández Benítez 'María Terremoto' corre sangre flamenca y futbolera. De Santiago y del 'otro' equipo de Sevilla. Monje, Pantoja y Márquez. Apellidos de enorme savia jonda. Abolengo y tradición. El Teatro Alameda, transformado en Café Cantante, abría sus puertas para acoger a la artista. Presentaba 'La huella de mi sentío'. Su primer disco. Fruto de la meteórica carrera que lleva desde que se alzara con el Giraldillo 'Revelación' la pasada edición.

Lejos queda ya aquél día en la Peña 'Antonio Chacón' donde con su primo Manuel Valencia se presentó formalmente en sociedad. El mismo lugar en el que su padre cambió los trastos de la guitarra al cante. Allá por junio de 2015 se dio a conocer un diamante en bruto que, tres años después, comienza a definir sus aristas. El aldabonazo del galardón sevillano la catapultó a lo circuitos de peñas y festivales. Donde se fraguan los cantes y los artistas.

Y como artista llegó al Café Alameda. Sin miedos. Escoltada por un enorme elenco de soniquete, guitarra y compás. Los Mellis, El Tarote, Manuel Valencia, Nono Jero, Fernando Carrasco y Ané Carrasco como ejes y con Pedro El Granaíno y Cristian de Moret como invitados, para desarrollar un programa de más de hora y media de cante donde el poderío de la voz fue la nota dominante. Los sones característicos de la casa cantaora a la que pertenece sobrevolaron en muchos momentos la sala para recordarnos a sus ancestros. Padre y abuelo. Mitos y genios.

Sabe moverse por el escenario. Domina las tablas. Le gusta estar en ellas. No se siente incómoda abanderando el concierto. Mira al frente. Segura. Como el canto negro de las trilleras. Como la luz del balcón que nunca se apaga por bulerías pero que siente dolor por malagueñas que juegan a ser granaínas buscando al Mellizo y abandolando en la ciudad de la Torre de la Vela que vigila el Albaicín.

De puño y letra de su primo Antonio 'Agujetas Chico' llegaba las alegrías 'Una parte de mi' y sin que 'nadie lo sepa' por tangos derrochó compás y casta antes de dejar paso al recuerdo a través de las manos de Nono Jero recordando a los grandes de la bajañí santiaguera y buscar el temple y la serenidad de la zambra junto a Pedro 'El Granaíno', que quiso compartir con ella la noche junto a Cristian de Moret a las negras y blancas, provocando uno de los mejores momentos de la noche.

María Terremoto, además de artista, es cantaora. Y ello quedó patente en la soleá por bulerías al golpe y en los tientos y tangos 'los arrabales', las seguiriyas 'Santiago y Santa Ana', los fandangos naturales en los que caminó entre 'Triana y Jerez' y, por supuesto, las bulerías que son marca de la casa. Las de cante corto. Las que no se cantan al baile. Las que se les baila al cante. Esas que rematan como Dios manda cualquier concierto o recital. Y este más.

Ahora llega el turno de seguir creciendo. De seguir educando una voz a la que aún faltan matices. Normal para su edad. Su voz está aún en formación y tiene todo el tiempo del mundo aún para tomar decisiones y seguir construyendo sobre cimientos sólidos una carrera que la consolide con el paso del tiempo.

En la noche de ayer, María Terremoto reafirmó como artista lo que se ganó hace dos años como cantaora. El verano ha sido duro. No había festival en el que su nombre no estuviera en el cartel. Seguro que anoche los Fernández, los Benítez, los Pantoja, los Márquez y los Monjes dejaron por un ratito la fiesta en el cielo para ver como la heredera de su legado se hace grande bajo su protección y herencia.

Ficha Técnica:
Espectáculo: La huella de mi sentío - Artista: María Terremoto - Lugar: Café Alameda - Bienal de Flamenco de Sevilla - Fecha: 16 de septiembre de 2018 - Aforo: Lleno - Cante: María Terremoto - Guitarra: Nono Jero y Fernando Carrasco - Palmas y Coros: Los Mellis - Palmas: Manuel Valencia y Tarote - Percusión: Ané Carrasco - Piano: Cristian de Moret - Artista Invitado: Pedro 'El Granaíno'.