Cuando se habla de un trabajador autónomo, la mente lo asocia con una persona trabajadora por cuenta propia que jamás se dará de baja. En el colectivo social incluso se bromea al respecto: “Si quieres no enfermar jamás, hazte autónomo”.
Sin embargo, esto dista mucho de la realidad. Los autónomos sí enferman y algunos se dan de baja. Eso sí, son menos en proporción que los trabajadores que lo hacen por cuenta propia, aunque sus bajas son más duraderas.
Así se estipula en la web de ATA, donde se apunta que la media de baja de los trabajadores autónomos fue de 91 días. Esto significa que es casi el triple que un trabajador asalariado, que de media estuvieron 36. A pesar de todo, sólo 9 de cada 1.000 autónomos se dieron de baja en ese periodo.
Lorenzo Amor, presidente de ATA, afirmaba: “Las cifras nos confirman algo que ya sabíamos, cuando un autónomo se da de baja es porque está enfermo de verdad”. “Los autónomos se dan mucho menos que los asalariados de baja por enfermedad, pero sus bajas son mucho más largas ya que un autónomo no solicita una baja por un constipado. S
ólo nueve de cada mil trabajadores autónomos se dan de baja por enfermedad cada mes frente a los 22 asalariados de cada mil. Un autónomo siempre está pendiente de su negocio y sólo cuando la enfermedad es lo suficientemente complicada y larga como para impedirle atenderlo solicita esa baja por incapacidad temporal”, recogía Amor.