Todas las crónicas de la Semana Santa de Jerez 2018

06/04/18 Cofrademanía masjerez

Aquí te dejamos el resumen literario de lo que aconteció en Jerez desde el Jueves de Pasión hasta el Domingo de Resurrección, a través de las crónicas de Andrés Cañadas.

Crónica del Jueves de Pasión: Con los primeros nazarenos, comenzó la ilusión

Las vísperas de Jerez, ese fenómeno sociológico y cambiante que nadie se atreve a vaticinar a dónde llegará, vivieron este pasado Jueves de Pasión un magnífico adelanto, con la salida procesional, un año más, de la Hermandad de Bondad y Misericordia. De nuevo, las túnicas inspiradas en la Orden de San Juan de Dios volvieron a cautivarnos, y de nuevo las calles presentaron un lleno extraordinario, para de una parte, acompañar a la primera cofradía que sale a hacer estación de penitencia, y de otra, para gritar bien fuerte que vuelve a haber muchas ganas de Semana Santa.

Como siempre, el itinerario de estos primeros nazarenos nos permitió disfrutar de rincones magníficos tanto en la salida como en la recogida de la cofradía, con mención especial además para otros momentos, como el paso por Chancillería y Gaitán, y sobre todo, por la calle Toneleros, en pleno corazón de la barriada de los Naranjos.

Primeras ceras derramadas, primeras marchas tras un paso -felicidades, 'San Juan' por vuestro cuarenta cumpleaños- y primeros sonidos de llamadores, como brillante apertura de una semana, que ojalá sólo nos traiga nubes pero no lluvias. 

Y por cierto, y para los amigos de la anecdótica, valga el comentario de un miembro de los cuerpos de seguridad presentes ayer en la procesión, que resume muchas de las reclamaciones que los cofrades hacen a la hora de los balances: "..lo de llevar veinte carritos de chucherías delante de la Cruz de Guía, es algo totalmente inaceptable". Primer aviso.                                                                                                                 

Crónica del Sábado de Pasión: Lo bueno y lo malo de ser un día de pruebas

El Sábado de Pasión es un día de pruebas, más que de estrenos. Un día para comenzar el caos y el desorden en el que muchas veces se convierte la ciudad. Un día para quedarse quieto y ver la vida pasar a modo de time - lapse, y recrearse en lo divertido que llegan a veces a ser los absurdos. Para ver cómo se pisa la gente. Cómo se forman las primeras bullas. Cómo pone cara de sorprendido el que va subiendo la calle San Miguel cuando todos caminan hacia abajo. Y cómo se plantan los carros de venta ambulante donde les da la gana, a pesar de lo que se publicó tras la celebración de la última Mesa de Seguridad.

Además de todo esto, salen cofradías. Seis. Una en Guadalcacín y cinco en Jerez. Y cada una de ellas nos dejó para el recuerdo una estampa diferente. Junto al Señor de la Entrega vimos a la gente mirando al paso, con cara de asombro, y apuntando con los móviles, para no perder detalle del magnífico conjunto escultórico que están completando estos cofrades, a quien -ahora sí- Guada se les queda pequeño.

El Señor de la Salud nos dejó dos estampas; una buena, y otra mala. La buena, el paso otra vez por Higueras, magníficamente acompañado por la Agrupación 'San Juan'. La mala, una caraja monumental de tráfico a la altura de calle Santa María, que provocó un colapso de circulación de los que a partir de estos días coparán las redes sociales. Ya lo verán. Bueno, antes hubo otro lío, cuando un espontáneo debió de arrancar una señal colocada inexplicablemente en la esquina de Higueras con Angustias, para que pudiera pasar el paso. Flipante. 

La Sed nos fue regalando estampas maravillosas durante toda la tarde, pero si tenemos que quedarnos con una, nos quedamos con la recogida. De lo más sencillo y elegante que hemos visto en mucho tiempo, gracias también a lo mucho que sabe de esto la Banda 'Rosario de Cádiz'. Y antes, en San Miguel, otra estampa resume buena parte de lo que pasó ayer por la tarde, cuando el paso, apagado al completo, nos dejó un contraluz precioso envuelto en nubes de incienso, señal del vendaval que nos tocó vivir.

La Sagrada Mortaja tintó de negruras la segunda noche de capirotes y vísperas, y esa fue su mejor estampa. Además, el paso anduvo a un rirmo muy elevado, a veces casi corriendo, o al menos esa es la impresión que nos dejó en algunos momentos. Y es que no debe ser fácil llevar ese paso exageradamente grande, donde la visión del Señor se convierte muchas veces en un problema, algo de lo que pueden dar buena fe los fotógrafos de la ciudad. Por cierto, este paso sí fue encendido casi toda lo noche, lo cual habla muy bien de la experiencia de estos cofrades, veteranos en tantas lides.

La Salvación comenzó a prepararse para cuando tenga que llegar al centro, y eso se notó cuando paseó por calles como Francos o Compañía. Estos pasos pensados para grandes avenidas, suelen recrearse en las zonas 'nobles' cofradieras de la ciudad, zonas que además aportan un plus de emotividad y motivación a estas hermandades. Bien.

Y por último, la Hermandad de la Misión comenzó por fin a abocetar su futuro paso de misterio, abandonando la soledad del Nazareno, para colocar junto a Él a la dolorosa del Encuentro, la segunda gran novedad -junto al estreno de Guadalcacín- de una jornada, que además nos permitió contemplar por segundo año, la preciosa túnica de esta cofradía, de clara inspiración mercedaria. Elegancia y punto.

Nada más. Sin duda podrán ser muchas más las cosas que se pudieran contar de este día de vísperas, pero eso ya forma parte de lo que cada uno de ustedes haya podido vivir. Nosotros nos quedamos con estas seis estampas, y con la sensación extraña de que a pesar del mucho público, la jornada involucionó un poco con relación a años anteriores. Quizás sólo sea una impresión. Pero la tuvimos.                                                                                            

Crónica del Domingo de Ramos: Cuando un día se empeña en ser grande

El Domingo de Ramos es un día siempre especial, que a todos nos devuelve a la infancia de la Semana Santa de verdad, esa que todos aprendimos a retener en la retina cuando éramos niños, esa que muere cada vez que alguien se olvida de aquellos años maravillosos. El Domingo de Ramos es vida, luz, renacimiento, pasión, alma, y verdad. Todos somos de alguna manera o de otra del Domingo de Ramos, y eso es lo mejor que podremos legar a quienes ahora caminan entre pasos y nazarenos de nuestra mano. Benditos años. 

Por eso, hablar del Domingo de Ramos de este año 2018, es hablar de lo que vieron los niños que salieron a ver cofradías. Niños que a eso de las dos de la tarde, escucharon a los mayores hablar de una hora general de retraso para todas las hermandades, por culpa de esa borrasca de nombre Hugo, que se empeñó en ir a Misa de Palmas y recogerse tarde, más o menos después de comer. Una horita para atrás, que a partir de ahí siguió dibujando estampas con sabor a nuevo, algo que sólo ocurre en esta jornada inaugural de la Semana Mayor. 

Así, Pasión estrenó la tarde cuando las nubes aún seguían yendo y viniendo, y a partir de ahí, puso el turbo buscando el centro, para llegar a su hora, pero una hora tarde, a la Plaza Aladro, mientras muy lejos de allí, los niños del Beaterio que este año habían sido invitados por la Hermandad del Perdón para probar la experiencia de la túnica, se revestían de ilusión, para marchar todos juntos hacia la Ermita, donde a las seis menos diez se ponía en marcha la Cruz de Guía.

Dos cofradías ya en la calle mientras el tiempo seguía mejorando progresivamente, lo cual serenó mucho los ánimos antes de ver salir a la Borriquita y al Transporte, a eso de las seis y las seis y veinte, respectivamente, en unos ya inusuales horarios, que junto a los de la Coronación (19:05), y Las Angustias (20:00), terminaron de conformar un Domingo de Ramos con sabor a otra época. Un Domingo de Ramos, que huyendo de la sosería que alguien le achacó años atrás, se empeñó en volver a ser ese día grande y lleno de detalles, que todos querían.

Y los detalles, en cascada, con un inicio de la noche milagrosamente ausente de viento, se enredaron en la Cruz del Cristo del Perdón para pedir una vez más por el alma del 'pescaito' de Almería, y se enredaron en los dos palios de Estrella y Madre de Dios de la Misericordia, para protagonizar un encuentro sin parangón en Jerez, a la altura del Ambulatorio de José Luis Díez, y se llenaron de lágrimas en la Alameda Vieja, cuando la escolanía de Las Angustias, tras su relevo en el Beaterio y mientras esperaba de nuevo a su cofradía, le cantó con toda la dulzura del mundo, a la Reina de la Albarizuela. Detallazo.

Estos detalles, y todos los que ustedes quieran, completando un primer día de palcos que tuvo mucha gente por la tarde, y bastante menos por la noche, cuando el frío echó para casa a mucha gente, eso sí, satisfecha con todo lo vivido. Enhorabuena.                                                                                                          

 

Crónica del Lunes Santo: Una jornada que estrenó cielos celestes y luces de primavera

Escribir una crónica de Semana Santa, sin tener que hablar de la meteorología, es algo ciertamente reconfortante. Solo cofradías. Solo Jerez y sus hermandades, sin que haya que estar contando retrasos o suspensiones de las salidas procesionales. Y eso es precisamente lo que hacemos, cuando hablamos del Lunes Santo recién dejado atrás. Un día de soles y de frío al comienzo -luego ya no-, que invitó desde primera hora a echarse a la calle, para ver a las cinco cofradías que salieron a hacer estación de penitencia. 

Cinco cofradías que nos dejaron cinco sensaciones distintas, lo cual suele ser lo mejor, para no caer en el aburrimiento, y así, con la Paz de Fátima nos llegó uno de los dos aromas de barrio de la jornada. Poderío de los grandes en el monumental paso de misterio que se está conformando y que volvió a acompañar extraordinariamente la Agrupación Musical 'Virgen de los Reyes' -normal-, y estreno en el martillo del palio de la Virgen del Refugio, donde mandó Juan Antonio García 'Gorrión'. Lo bueno, que todo tiene sensación de ir hacia delante. Lo peor, la velocidad de la cofradía, siempre dejándonos la impresión de ir corriendo, y a nuestro gusto, el cambio en el itinerario de regreso. Bizcocheros es Bizcocheros, y eso se notó en algunos momentos del camino de vuelta.

Amor y Sacrificio fue a lo suyo, como siempre. Un cortejo largo donde los haya, lejos de toda heterodoxia cofradiera, abrió paso a la misma Virgen de siempre, sobre el mismo paso de siempre, y exornada por las mismas flores de siempre. Eso es lo que distingue a esta cofradía, y además es algo que tiene su indudable público, ya que nunca caminó sola la Virgen, ni en toda la tarde, ni en toda la noche. Por cierto, el paso por la Alameda Vieja, magnífico. Una verdadera estampa de otro siglo.

La Viga también es otra de esas cofradías de Jerez, que pasan olímpicamente de someterse a los rigores de lo políticamente correcto. Sale temprano de la Catedral, y luego tarda un mundo en llegar al Palquillo. Pero les da igual. Pasan los años y la historia se repite, lo cual, al margen de desesperarnos en algunas ocasiones, nos permite contemplar con calma los dos pasos, sobre todo en zonas como Santo Ángel, Tornería, Porvera, o San Juan de Dios. Además, con una habilidad sorprendente, cuando los pasos se levantan, sobre todo el palio de la Virgen del Socorro, se crean momentos llenos de belleza y solemnidad. En este sentido, el paso por San Juan se Dios, mientras sonaba 'La Madrugá', de lo mejor que hemos visto en mucho tiempo. Y la recogida, pues ya saben. Arqueología cofradiera en estado puro. 

La Candelaria llenó el Lunes con su indudable sabor al barrio de La Plata, ya que esta cofradía empieza desde que amanece el día, y finaliza muchas horas después de la recogida. El Lunes Santo es un día festivo en Santa Ana, y todo se tamiza en ese crisol en el que la alegría forma parte de su modo de ser y entender la vida. Vecinos que regresan un sólo día al año. Encuentros que no se producían desde el año pasado.. Una especie de Nochevieja de 24 horas de duración, pero a final del mes de marzo. Eso es esta hermandad, pero además, con procesión por la tarde, una procesión que volvió a mostrar ese binomio peculiar que forman el paso de misterio y la Agrupación 'La Sentencia', y después, la exquisitez que Manolo Jaén está logrando en el paso de palio, auxiliado por una magnífica banda de música, como es la de 'Enrique Galán' de Rota. Chapó. 

Y la Cena. La cofradía poderosa de San Marcos. La de las pandillas de jóvenes corriendo para coger sitio a la salida, o en cualquier momento del itinerario. Una hermandad que lo tiene todo para ser una de las grandes, ya que sólo la contemplación de su patrimonio, en estado de reposo en la mañana del día de la salida, nos habla de lo mucho y bueno que pone en la calle cada año, aunque el recorrido tanto de ida como de vuelta desde Catedral, tenga el handicap de la estrechez, lo cual a veces hace complicado ver pasar la cofradía entera en toda su rotundidad. Además, y a pesar de que muchos se empeñen en lo contrario, este paso de misterio hay que verlo de lejos, que es como se aprecian todos los detalles, y también su característica forma de andar. Y sobre el palio, poco más hay que decir que no se haya dicho ya. El gran desconocido de la Semana Santa, por ir detrás del misterio del que va, y en el que ayer se notó una notable mejoría a lo que nos había dado últimamente a nivel de costaleros. 

Por cierto, un par de apuntes en el cierre de esta crónica. Uno: ya hay en los palcos de calle Larga, quien indisimuladamente critica a las cofradías, que pasan corriendo por un lugar donde se sientan los únicos que pagan en todo esto, como son los usuarios de los mismos. No hay derecho a que los pasos vayan a paso de tambor, cuando uno se ha gastado trescientos y pico euros para ver otra cosa. 

Y dos: lo de los horarios del Lunes Santo, un año más, es para que alguien se lo haga mirar. No se puede incumplir más una norma, de lo que se hace cada año con esta jornada. Se ve que una cosa es sentarse en una reunión en la que todo es buen rollo, y otra muy distinta bajarse al fango de la realidad cofradiera, ya saben, esa en la que además existe público, bullas, carritos.. gente en definitiva llenando las calles y no dejando pasar, que es al fin y al cabo para quien existe la Semana Santa. 

 

Crónica del Martes Santo: Un extraordinario preámbulo a los días grandes

Dicen que la del Miércoles Santo, en la gran jornada cofrade de Jerez. Pero para llegar al Miércoles, hay que pasar por el Martes. Un Martes que fue soso y hasta triste hace no muchos años, pero que actualmente, se ha convertido en otro día extraordinario para ver cofradías en esta ciudad, y eso es culpa, únicamente, de las cinco hermandades que procesionan a la Catedral. Cinco corporaciones que rinden culto a más de cinco imágenes titulares, que a su vez valen un imperio, ese que la gente ha sabido hacer suyo, no más se pone en marcha la Cruz de Guía de la Clemencia.

Porque el Polígono sabe querer al Cristo que llegó de Madrid hace ya muchos años, y desde 2017, ha enseñado además a la gente, a querer a una dolorosa que estaba medio escondida, pero que ahora brilla como el sol, como el oro de Ofir, cuando amanece la jornada de los crismas. La Virgen que agacha la mirada y llora. La que este Martes Santo inundó la Tornería de cosas maravillosas, detrás del sendero que minutos antes, y un año más, le había marcado con temple y poderío, el Señor traicionado en Getsemaní. Genial todo. Genial. Y enorme la petalada ante el paso de palio.

Enorme también, el paso que los cofrades de Humildad y Paciencia le están haciendo a su Cristo. Grande dentro de las pequeñas dimensiones que maneja, y que sirve para poner en valor -esta imagen sí que estaba muy escondida hasta hace no muchos años- el Señor que tallara Francisco de Villegas, una de las gubias más reconocidas de nuestro entorno. El estilo de esta cofradía encaja perfectamente en la jornada del Martes Santo, aunque eso sí, hay que verla con perspectiva de futuro y no de presente, ya que cuando el carey y el oro sirvan de trono a la imagen, estaremos hablando de un contrapunto magnífico a la jornada. Ya lo verán.

Y lo verán, como ayer pudieron verlo al paso de la Hermandad de la Defensión, otra cofradía a la que la gente tampoco deja ya sola el Martes Santo, al contrario de lo que antes sucedía. El aire clásico del paso del crucificado, acompañado de las clásicas marchas de la Centuria Macarena, dibujó algunos de los momentos más brillantes de la tarde. Además, no hace falta buscar en los tópicos de siempre. Las estrecheces de la zona del Carmen siempre son agradecidas, pero la 'revirá' de entrada en los palcos de Cristina fue sencillamente maravillosa. Y del palio, hay que hacer menciones aparte, ya que un año más, el trabajo de Manuel Jesús Elena nos permitió contemplar momentos llenos de sabor, de esos que sirven para crear 'afición' a la Semana Santa, y por supuesto, para crear cercanía y devoción a la Virgen. Enhorabuena.

Por su parte, la Hermandad del Amor repartió emotividad por allá por donde pasó.Una cofradía de padres y de hijos, y también, -los años no pasan en balde- de los nietos que ya van llegando al elegante cortejo de nazarenos blancos. Así que, primero con el Señor Cautivo, y después con el Cristo del Amor y la Virgen de los Remedios, todo lo que la cofradía puso en la calle, tuvo el sentido de lo auténtico. La salida fue vibrante y también llena de elegancia, pero al igual que antes había pasado con la Defensión, el paso por Carpintería Baja y Tornería, compitió en belleza con otras zonas de la ciudad menos famosas, ya que la amplitud de zonas como Porvera o Mamelón, nos permitió ver a la hermandad en toda su rotundidad, y sobre todo, escuchar con tranquilidad y admiración a las dos bandas que acompañaron a las imágenes, las de 'San Juan' y 'Coronación' de Córdoba, dos formaciones extraordinarias, para una jornada que en lo musical, fue sensacional en todas las cofradías.

Porque sensacional también fue lo que nos dejaron después la Agrupación 'La Sentencia' y la Banda 'Enrique Galán' con la Hermandad del Desconsuelo, una cofradía de la que no hace falta que digamos mucho más. Otra muestra de cómo la gente sigue unos colores en Semana Santa, río rojo y negro que no solo caminó por dentro del cortejo nazareno, sino también por las aceras. Sentido de propiedad. Sabor a barrio antiguo abandonado, que vuelve a llenarse un día al año. Y todo por el Señor de las Penas y la Virgen que llora junto a San Juan. Y por cierto, dos detalles, uno bueno, y otro no tanto. El bueno, lo acertado del paso por la Merced, muchos años después, y motivado por el octavo centenario de la Orden Mercedaria. Un momento extraordinario. Y el menos bueno, el 'pinchazo' que pegó la cuadrilla del palio, con ratitos ciertamente angustiosos en la subida por Barranco y en la recogida. Siempre le toca a alguien el año malo, y este año le ha tocado a esta cuadrilla. Mucho ánimo. 

Así que este es el Martes Santo que pudimos vivir quienes nos quedamos en Jerez y no nos fuimos a Sevilla, que es lo que casi todo el mundo hacía antes de que naciera como hoy la conocemos, esta magnífica jornada de Semana Santa. Enhorabuena a todos. 

Y por cierto, y en el cierre, tampoco vamos a darle mucho más pábulo al lanzamiento de huevos a la Hermandad de la Clemencia cuando bajaba desde San Benito a la altura de los Juzgados. Idiotas hay en todas partes. Lo importante es que todo quedó en anécdota.

 

Crónica del Miércoles Santo: Metáfora de la vida, en seis episodios

La vida pasa ante nosotros, con tanta prisa, que no somos ni siquiera capaces de darnos cuenta. Pasan las horas y los días, y pasan las estaciones sin solución de continuidad, una detrás de otra, como pasan las cofradías por Carrera Oficial, cuando llega la que dicen es la jornada grande de la Semana Mayor jerezana. La del Miércoles Santo. Alfa y omega en mitad de la semana. Principio y final de lo esperado desde el Miércoles de Ceniza. Último día de la Cuaresma, antes de que el Jueves Santo nos abra de par en par el Triduo Pascual. Metáfora de la vida del cofrade, que también se abre con esperanzas, para llegar en el final de los tiempos, a la Gloria Eterna de Cristo Nuestro Señor.

Una vida que nace con ilusiones y perspectivas de futuro, cuando venimos al mundo. Igual que la Hermandad del Soberano Poder. Una cofradía joven, llena de gente joven, que encierra en su hechura el poderío de quien acaba de llegar y mira a los tiempos con valentía y descaro. La hermandad que dirige Inmaculada Vadillo, un ejambre de sensaciones que este Miércoles Santo abrió el portón de los nervios a las tres menos diez, para comenzar un recorrido que llegó a Jerez desde el barrio de La Granja, llenando las aceras de rumores, y alegrías, y encuentros, y vivencias.. como las que un año más compartimos por el Carmen o San Juan de Letrán, mientras ponía banda sonora a todo, la magnífica presencia de la Agrupación Musical 'La Sentencia'.

Vida que llega a los años de juventud, como la que también nos cuenta en su historia y su leyenda, la Hermandad del Consuelo. La cofradía del Pelirón. Una corporación que está cambiando con el paso de los años, como el joven al que le va creciendo la barba, y también la inquietud. Ayer, en esta tranquila transformación, varios cambios, que comenzaron con el paso por San Pedro con luz de día y no con la noche sobre nosotros, así como el estreno de la incipiente talla del respiradero delantero, una barbaridad de Francisco 'Quini' Pineda, que dará mucho que hablar en el futuro. Además, el palio presentó un leve ensanchamiento, lo que permitió a Martín Gómez Garrido, Martín junior, estrenarse como capataz al frente de un paso de palio, al que se le notó -para bien- el paso por el taller del afinador de pasos de Los Palacios, si bien algún tipo de 'avería' en la salida, provocó los primeros retrasos de la tarde. Por cierto, estreno también, de nueva Cruz para el Señor del Amparo, a quien la antigua se le quedaba un tanto pequeña.

La vida no es para vivirla en solitario. Es para compartirla con los demás, y eso es algo que saben bien en la Capilla de la Hermandad de Santa Marta, donde llevan tatuado a fuego este nombre: Caridad. Así se llama el Cristo que une los sentires de una corporación, a la que ciertamente está costando seguir el ritmo a las demás cofradías del día. No debe ser fácil vivir en San Mateo, a la sombra de la vecina cofradía del Desconsuelo, y es que en ciertas ocasiones, el tesón y el pundonor no bastan para alcanzar las metas deseadas. Aún así, algunos momentos volvieron a ser brillantes, como el paso por calle Francos, de ida, o por la calle San Juan de Dios, donde el principal activo de esta hermandad, sus dos cuadrillas de costaleros, volvió a brillar por sus formas de hacer las cosas.

Nuestas vidas llegan a las etapas de madurez, cuando las canas inundan de blancor los pensamientos. Todo se filtra entonces en un tamiz bastante más reposado y sereno, y así es -precisamente- la Virgen de la Amargura. Serena en su dolor. Inmensa en sus amargos suspiros llenos de azules dulzuras. Ante Ella, la madura reflexión -también- del Señor que siendo castigado al cruel martirio del flagelo, sólo torna su mirada y perdona a sus captores, lo que este Miércoles Santo hizo al paso, por ejemplo, por el barrio de San Pedro, donde la cofradía de los Descalzos inundó de azules terciopelos, una tarde que pareció estar dibujada para esta hermandad, cuando desde casa de José Zarzana, volvió a sugir la magia de la música, para acompañar a la cofradía. Momentazo. Y extraordinaria la estampa del paso de misterio andando largo por medio de los palcos de Cristina. Luego, en las Angustias, no hace falta escribir nada más.

Esta vida que Dios nos da, conduce irremisiblemente a la veteranía. A los años finales. A los que barruntan el encuentro con el Padre. Ese mismo que provoca la meditación que surge al ver pasar a la Hermandad de las Tres Caídas. Salud derrochada a borbotones por la mano del Señor Caído, cuando pasa por Jerez, derramando el bien más preciado y pedido por todos. La misma Salud que reposa, crucificada, en el paso que estrenó la Antigua Cofradía de Dolores este Miércoles Santo. Cristo muerto. Serenamente dorrmido en el Sagrado Leño, aguardando la hora del Domingo. Todo se ha consumado, mientras surgen las saetas en Plaza Belén desde la Peña 'Buena Gente'. Las que también sonaron cuando llegó, dolorosa, la Virgen de los Dolores, y las voces de Joaquín 'El Zambo' y Juan Lara, pusieron duende y silencio a la noche, despidiendo su manto negro y oro, mientras se alejaba camino de San Lucas. Silencio de reposo y muerte, y luces apagadas para despedir una vida marchitada por culpa de los hombres.. 

Pero la vida aspira a que pasen tres días, y todo vuelva a tener sentido y luz, brillo y sol, gloria y majestad. Como pasa en Jerez cuando el Miércoles Santo se enreda en los aires rojiblancos que llegan cada año desde Santiago. Todo es bullicio y jaleo, como el que habrá en la Puerta del Cielo cuando entren por allí las almas puras. Palmas y compás por doquier, desde la acera de calle Ancha, hasta en las llamadas al palio del Desamparo, cuando tras los faldones se reponde al capataz por bulerías. Prendimiento y solera. Prendimiento y Vida Eterna. La gloriosa cofradía de Santiago, que provoca ese río de personas por Carpintería Baja, donde como olas en un temporal, el bramido de admiración y fervor, acompañó la subida del Señor hacia el Carmen, y luego, se enredó más serenamente -lo cual es de agradecer- en el manto grana y oro de la flamenca Señora de los corales. ¡Vaya palio, y vaya regalo para cerrar la jornada! Por cierto, menos olivo este año. Mejor. Y extraordinaria la sensación de cofradía grande que nos dejó la hermandad por todas partes.    

Por cierto, como cierre a esta crónica, algunas reflexiones que surgen tras haber vivido un nuevo -a veces agobiante- Miércoles Santo: lo de los pasos de peatones, cuando pasan cofradías 'grandes', es una locura, y lo de la suciedad en las calles, también; así es imposible alcanzar el reconocimiento internacional que se desea. Otro apunte: este año están saliendo menos nazarenos, por norma general, y estamos viviendo 'chicotás' que se cortan en mitad de las marchas, y marchas que se cortan cuando paran los pasos. Acaso esté involucionando la Semana Santa.. Y el último, a modo de pregunta: ¿No creen ustedes que lo de tener seis cofradías en cada jornada es un auténtico coñazo? Así lo comentaron ayer algunos cofrades en algunos palcos. Pues sí.

 

Crónica de Jueves Santo y 'Madrugá': Crónica de cinco episodios cofradieros

La Semana Santa ha llegado, con su enorme carga de cansancio, al final de los días que nos dan la vida. Esos que nos recargan el alma para aguantar, como la batería del móvil, otro añito entero. Una semana larga, que sin embargo, al llegar a la mañana del Viernes Santo, se nos dibuja como la más corta de todas. La más intensa y emotiva de todas. La más rápida de cuantas nos han pasado por delante.. de todas las que conocimos durante el último año. Y en esta rapidez, hay una jornada doble, Jueves Santo y Noche de Jesús, que pasan en un sólo episodio, o mejor dicho, en cinco episodios distintos, engarzados en una sola secuencia, que se inicia cuando abrimos los ojos el Jueves Santo por la mañana.

Capítulo 1: La mañana del Amor Fraterno

La del Jueves Santo es una mañana para estar en la calle. Mañana de copa y familia. De pasar por la hermandad, si eres de una hermandad incluida en este mini ciclo. De visita a los templos que preparan con ilusión la estación de penitencia. Mañana de dormir algo más, que es mucho lo que viene, pero no quedarse en la cama hasta mediodía. Esto fue lo que nos permitió ver el paso del Santo Cricifijo con iris morados -maravillosos- o estar en el estreno de la túnica del Señor de la Sentencia, cuando la imagen subió sobre su paso, después del traslado desde la casa de hermandad. Mañana para ver los altares de insignias, como el de la Oración en el Huerto, la Lanzada, o la Vera Cruz. Una mañana luminosa desde San Francisco a los Salesianos, o Santiago, que eso sí, nos hizo mirar el móvil más de la cuenta, porque ya a esas alturas, algo feo se cocía para la mañana del Viernes Santo. Tocaba esperar.

Capítulo 2: La tarde de los Oficios y las procesiones

La del Jueves Santo, es una tarde para empezarla temprano, a eso de las cinco, acudiendo a la celebración de los Santos Oficios, ya que el Jueves es el día de la Cena del Señor. De la proclameción de la Eucaristía. De la misa del Lavatorio de Piés. Es el Santo del Señor. El del Cristo hecho Hombre, que sabe que morirá por nosotros en sólo unas horas. Es Jueves Santo, el día en el que todo comienza a dibujar el final, y el principio a la vez. 

Tarde de campanilla y Sagrario, que además, abocetaba cinco cofradías llegando a la Catedral, precisamente cuando empezaron a vislumbrarse esas cosas que todos los años provocan después, ríos de opiniones en las tertulias de balance a la Semana Santa. Porque un año más, la tarde del Jueves Santo volvió a convetirse en un laberinto inexplicable, en el que todo era respetado -más o menos- menos los horarios del día. Acelerones inexplicables. Cortes inexplicables. Separación de las cofradía en Carrera Oficial, absolutamente inexplicables. ¿Probemas en la configuración de los horarios? ¿Falta de respeto entre cofradías? ¿O simplemente incapacidad para hacer las cosas como Dios manda? Un descaraje -con perdón- que provocó que en los palcos, todo el mundo preguntara qué ocurría, cuando tras pasar una hermandad, detrás sólo venía el vacío. Un auténtico desastre en toda regla, y además, repetido año tras año, que es lo peor.

Capítulo 3: Una noche cofradiera y elegante

Pero entonces, llegó la noche, y como por arte de magia, todo se arregló. Como si las cofradías hubieran necesitado un tiempo de rodaje, de repente, todo comenzó a ser cofradiero. Es mas. Exquisítamente cofradiero. Y así, Vera Cruz dibujó de regreso a San Juan, sus habituales preciosas estampas por el Carmen o calle Francos. Había retraso, bastante, pero daba igual, porque la cofradía ya había puesto velocidad de crucero, y al compás de la 'Astigitana' del maestro Campuzano, desgranaba un rosario de pétalos, que inundaba de solemnidad la frontera entre el Jueves Santo y la 'Madrugá'. Y eso mismo pasaba a esa misma hora, con la Hermandad de la Redención, una cofradía que ya sin ninguna otra hermandad por delante, ponía rumbo al Santuario de María Auxiliadora, no sin antes dejar en Tornería su hechura y su impronta, esa que tendrá que ir completando el paso de los años. Por cierto, este paso de misterio, visto desde los balcones, a una cierta altura, presenta matices que desde abajo no se ven, por la lógica de las perspectivas. Pero son magníficos. Absolutamente magníficos.

Magnífico fue también lo que nos dejó llegando a Santo Domingo, la Hermandad de la Oración en el Huerto. Posiblemente, Manolo Ballesteros no opinará lo mismo, porque el trabajo de su cuadrilla en Tornería, estuvo a punto de costarle un infarto. Pero quienes sólo estábamos allí como espectadores, podemos asegurarles que fue, hasta el momento, uno de los pasos por Tornería más vibrantes, de cuantos hemos visto este año. Seguro. Y después, la cuadrilla del palio, quizás conocedora de lo bien que lo habían hecho sus compañeros del misterio, quisieron no quedarse atrás, y al son de 'Hossana in Excelsis', se marcó otra chicotá maravillosa, que inundó de fragancias este rincón de la ciudad, en el que a esa hora no se cabía, aunque eso sí, quizás a causa de un público excesivamente juvenil, que sale a lo que sale cuando llega la noche del Jueves Santo.

Mientras, la Hermandad de la Lanzada, se recogía en el Carmen de manera solemne. Como siempre. LLegando, viendo y triunfando. La recogida no es sino una prolongación de la estación de penitencia en la Catedral, de ahí que la cercanía entre ambos templos, facilite lo que cada año nos enseña, eso sí, sabiendo que el año que viene, quizás, y ya que la orografía de la plaza Belén volverá a permitirlo, se recupere el paso por el Convento de Santa Ángela de la Cruz. Ya lo veremos. Pero la verdad es que sería algo muy interesante, como ya lo era.

Y para cerrar la Noche, la Hermandad del Mayor Dolor. Una cofradía que desde que salió de San Dionisio, parecía ir tarde, descolgada, y corriendo.. o no. Quedaba la duda de saber si se recogería tarde o recuperaría horario, ya que el comentario en la calle andaba por esta última idea. pero nada de eso. La Plaza de la Asunción fue fiel a su cita, un año más, cuando ya se sabía que la junta de gobierno de la Yedra estaba reunida, a ver qué pasaba. A esa hora, el palio del Mayor Dolor ya caminaba por calle Letrados, mientras el misterio del Ecce Homo y la Agrupación 'San Juan', ponían contrapunto de dolor a la escena de Cristo presentado ante el pueblo. Presentado a las cinco en los Santos Oficios, como Dios de Bondad y de Vida, y presentado como reo de Muerte en la antigua Plaza Escribanos a eso del inicio de la madrugada. Fin al Jueves Santo mientras iba llegando a su casa la Redención, e iba entrando en Santo Domingo la Oración en el Huerto, y entonces, a esperar decisiones...

Capítulo 4: Sólo fue 'Noche de Jesús'

Y las decisiones fueron las peores posibles. O mejor dicho, las mejores posibles, pero con las peores noticias. El Santo Crucifijo, sabiendo que por la mañana habría posibilidad de lluvias a eso de las seis, decidía no salir este año, y no arriesgar su patrimonio, teniendo en cuenta el misterio recientemente restaurado. La Yedra hacía lo propio una hora después, tras apurar todo lo que se podía. El problema era que la mañana caminaba hacia las lluvias, y no huyendo de ellas. Parecía que sí, pero al final fue que no. Y tampoco salió. Las Cinco Llagas también apuró para su decisión, y hubo un momento de la noche en el que quizás sí... pero también fue que no.

Y en esas estábamos, cuando la Unión de Hermandades informó que la Hermandad del Nazareno, ante lo despejado de la Carrera Oficial, había decidido salir media hora antes, y lanzarse a su estación de penitencia, recortando el horario todo lo que se pudiera. Dicho y hecho. Mientras desde Santiago, la Buena Muerte también suspendía su salida procesional, la Hermandad de Jesús salía y volaba para llegar a la Catedral con una hora de adelanto, y después volverse por José Luis Díez y Tornería, regresando a San Juan de Letrán a las siete de la mañana. Un recorrido completo que se realizó en solo tres horas y media, dejándonos para la anecdótica el hecho de recogerse de noche, en una estampa absolutamente inusual. Bien. Salió Jesús que era lo importante, y salió la Virgen del Traspaso, para volver a marcar una nueva muesca en la historia de esta ciudad. Arqueología cofradiera en estado puro. La Noche de Jesús, más de Él que nunca.

Capítulo 5: La mañana de la Esperanza

No hubo mañana de la Esperanza. Tampoco hubo mañana del Nazareno. La noche fue compañera de todo lo bueno que pasó, y también de todo lo malo. Además, el Nazareno regresó a Cristina comenzando ya a chispear, un barrunto tan solo del chaparrón importante que cayó sobre Jerez en cuanto amaneció, lo que demuestra que todas las cofradías acertaron en sus decisiones. Las que no salieron, porque se ahorraron la mojada, y la que sí salió, porque apostó y ganó, en la que sin duda ya es, una de las estaciones de penitencia más veloces de las que ha conocido esta ciudad.

 

Crónica del Viernes Santo: Un broche de oro que no deslució ni la lluvia

Y todo se terminó, o no. Viernes Santo de lutos y despedidas, y de últimos capirotes surcando las calles de esta ciudad -salvo los que aún aguardan el Domingo- tintando de adioses la Semana Santa.. o no. Y es que, cuando se habla del famoso 'golfo más golfo de todos', el Viernes Santo quedó demostrado y ratificado una vez más. Primero fue que sí, y que las cinco cofradías se la tendrían que jugar, porque venía agua para la noche, y después fue que no, porque las previsiones habían mejorado mucho a causa del fuerte viento de poniente.. pero al final fue que sí otra vez, y de repente todo el mundo se puso a correr, y a eso de las diez y pocos minutos de la noche, un aguacero de dos minutos de duración, se cargó de un plumazo el día de las corbatas negras.

Y a partir de entonces, todo quedó más o menos así: La Hermandad de la Exaltación, después de regalarnos una salida desde las Viñas absolutamente emotiva y vibrante, dedicada a la memoria de Pepe Domouso, su histórico hermano mayor, y de pasear su estampa de cofradía cada vez más grande por Jerez, fue sorprendida en Cristina, con su palio aún en Tornería, y se marchó corriendo al Convento de Santo Domingo, donde se refugió, y donde decidió quedarse, para volver este Domingo de Resurrección, a partir de las cinco y media de la tarde. ¿Por qué? Pues porque los 'partes' avisaron que a eso de las doce y media se volvía a esperar más agua.

La Hermandad de Loreto fue sorprendida por la lluvia en la Plaza del Santo Ángel, y poco pudo hacer, salvo esperar a que la Tornería estuviese libre. Así que con el camino expedito se fue corriendo para San Pedro, privándonos de algunos minutos más de sosegada contemplación de su elegante cortejo de nazarenos, algo que ya nos había regalado durante toda la tarde. Una cofradía -siempre lo decimos- absolutamente preciosa. 

La Soledad tuvo problemas en calle Eguiluz, donde debió arreglar algún leve desperfecto en la ropa de las imágenes de su paso de misterio, y luego fue la primera cofradía que puso proa hacia su casa, cuando llegó el aviso de las lluvias. Por ello, cruzó Plaza Arenal y calle Larga de manera veloz, y se refugió en su templo, después de completar su estación de penitencia. Antes, pudimos ver el magnífico resultado de la restauración de su paso de misterio, obra ejecutada por 'Ars Nova', y pudimos ver los andares maravillosos de una cuadrilla de palio, que a pesar de la Cuaresma de lluvias, y de la avería detectada en la estructura del paso, nos volvió a demostrar que como anda la Soledad, pocos pasos andan en Andalucía. Chapó. 

El Cristo, por su parte, fue otra vez el Rey indiscutible del Viernes Santo. Lo llenó todo. Lo entregó todo, y lo envolvió todo de ese aura que tienen las imágenes a las que el pueblo ama. Y el pueblo ama al Cristo, porque es pueblo es del Cristo. El pueblo es el Cristo. Y su cofradía lo sabe, y lo presume orgullosa. Además, vivimos otra vez la preciosa petalada a la Virgen del Valle de Puerta de Sevilla, donde además, al llegar la Soledad al monumento de las cofradías por la parte de Carrera Oficial, se produjo un precioso encuentro entre los dos pasos de palio, que certificó el muy antiguo hermanamiento entre las dos hermandades. Y por cierto, allí estaba el obispo, siendo el primero en la cita.

Y por último, la Piedad, nos dejó este Viernes Santo la sensación de que la cofradía, otra vez, vuelve a repuntar en cuanto a número de nazarenos y de hechura en la calle. No sabemos si será una cuestión numérica, o de colocación, pero el caso es que a la cofradía se la vio con más empaque, lo cual, en un año de celebración como este, en el que la dolorosa del Calvario cumple trescientos años de su hechura, siempre es de agradecer. La lluvia llegó cuando el cortejo fúnebre del Santo Entierro, entraba en Catedral, así que allí llegó el refugio, que culminará con el regreso previsto para este Domingo de Resurrección.

Nada más. Así puso la Semana Santa su broche de oro, porque aunque apareció la llovizna -que por cierto fue lluvia torrencial cuando todo ya estaba recogido- no se puede decir que el Viernes Santo no fuera brillante. Para nada. Fue un magnífico Viernes, que contó con una excelente organización cuando la cosa se puso complicada, ya que en solo media hora larga, todo el mundo buscó acomodo, gracias al trabajo tanto del Consejo como de las juntas de gobierno de las cofradías, además de la Catedral, Obispado, Santo Domingo, y fuerzas de orden público. Enhorabuena a todos. 

 

Crónica del Domingo de Resurrección: Epílogo convertido en Viernes Santo 2.0

Fin de la historia. Todo concluyó en Jerez cuando este Domingo de Resurrección cerró sus puertas la Real Capilla del Calvario, y ya sólo queda esperar al todavía muy lejano 14 de abril de 2019. Ese día será Domingo de Ramos, así que más de un año por delante para volver a pensar en cofradías los doce meses del año. De hecho, a la fecha en la que se escribe esta crónica -2 de abril de 2018- dentro de un año quedarán aún cinco días para el Pregón de la Semana Santa. O sea, que paciencia. No queda otra.

Pero antes, y como cierre a estos recordatorios de lo que fue la concluida Semana Santa, hay que hablar del Domingo de Resurrección, y de todo lo que nos dejó para la historia y también para la estadística. Porque nos dejó un estreno que al final fueron dos. Me explico. Dejó el cambio de horario de la Hermandad de la Sagrada Resurrección, y dejó el estreno de más del doble de nazarenos en esta cofradía de cierre. Una hermandad que va poquito a poco,.. pero va. Y la verdad es que se le nota el impulso que la gente joven -lógico- le está dando a la cofradía. Subir en tantos nazarenos no es nada fácil, y Álvaro Barba y su gente lo están consiguiendo. 

Además, el paso del señor Resucitado ya apunta hacia lo que será en un futuro, así que déjense ya los críticos de opinar sobre lo que hay, y piensen más bien en lo que vendrá. Atisbos de cofradía terminada ya hay por la Catedral, así que lo que hacen falta ahora son euros, para poder seguir creciendo. ¿La hora de la salida de este año? Pues aún es pronto para valorarlo. Quizás el mediodía no sea la ideal, pero habrá que valorar más adelante. Quizás salir más tarde sea todavía mejor..

Y como cierre, la Exaltación y la Piedad

Y por la tarde, y a causa de la lluvia del Viernes Santo, tocó regreso de las hermandades de la Piedad y de la Exaltación, un regreso que a ratos nos dibujó las estampas propias del día de los lutos, pero sólo a ratos. Y es que un regreso sólo es eso. Un regreso, y carece de ese pellizquito que siempre provocan los antifaces.

Aún así, la Piedad volvió a lucir fabulosa en su palio del duelo, a pesar de no llevar acompañemiento musical, lo que también fue una pena. La Urna del Santo Antierro, por su parte, bien. Sin complicaciones.

En el otro extremo, las Viñas. Un auténtico lío. Con sus bandas, con su gente, y con su estilo inconfundible e inimitable. En Cristina no se cabía desde una hora y media antes de salir la cofradía, y por el 'Puente', un alboroto absoluto. Esta hermandad sabe lo que tiene y lo que quiere, y así lo demuestra cada vez que se echa a la calle. Muy bien.

Y colorín colorado. Así terminó la Semana Santa de 2018, una semana que ha tenido de todo, y sobre la que ahora se escribirá de todo, que ponía el sello definitivo a la puerta de las almas, cuando por el Calvario se escuchaba el cerrojazo del pestillo de hierro, esta vez sin que sonara la inmortal marcha de Manuel Parrila. Da igual. El año que viene será, así que feliz espera a todos.

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