La culpa de todo es de los periodistas

19/01/18 +Jerez Opinión: Domingo Díaz
La facilidad para culpar a los medios de comunicación de todo lo malo que ocurre en la sociedad me parece, sencillamente, espeluznante. "¿Os dicen lo que tenéis que escribir?", la siempre recurrente frase en cualquier conversación cuando dices que te dedicas al periodismo. "Pero ustedes no podéis hablar de ciertas cosas...". Llevo mucho tiempo queriendo decir esto y creo que ha llegado el momento: la culpa también es tuya, querido lector.

Esto que van a poder leer lo escribí en agosto de 2015 y hoy en día sigo pensando igual: "El trabajo de los periodistas es muy duro. No todo el mundo está contento con lo que queda retratado en el periódico, la radio, la televisión, los digitales… A algunos les gustaría incluso que la libertad de expresión no existiera, pero pobre de ellos, más ahora con internet. Los intereses influyen en los medios, es lógico, como en la vida misma, aunque podríamos cambiarlo. Nos olvidamos muchas veces de que los medios de comunicación, ya sea prensa escrita, digital, televisión o radio, son empresas y que necesitan financiación para subsistir. Sin embargo, esto no se puede obviar. A los lectores que se quejan de que la prensa está manipulada o controlada por las empresas que se publicitan habría que preguntarles cuántos periódicos compran al día, a cuántos diarios digitales están suscritos y cuántas radios y televisiones financian. Porque está en ellos, en los lectores y su dinero, el cambio del periodismo. Tenemos que ser los lectores los que iniciemos el cambio para que los periodistas podamos publicar lo que ‘los malos’ no quieren leer".

Por entonces, un veterano compañero al que le conté la ideal del texto me dijo: "Solo un loco te publicaría eso. ¿Sabes lo que estás diciendo?". Llevo grabado a fuego aquel momento por la enseñanza. Pero sí, dos años después, sé lo que digo. Sé que el periodismo no os gusta; que todos nos quieren controlar; que la objetividad es sinónimo de dictado; que cuando hacemos el periodismo que todos reclaman lo único que nos llevamos son reproches, amenazas, desperfectos en nuestros vehículos o decenas de llamadas a través de números ocultos; que cuando preguntamos algo que molesta hay caras largas, miradas que matan y respuestas que no llegan.

Pero esto es lo que no quieres escuchar ni leer: la culpa es tuya querido lector. Solo quieres ver que todo va bien y entretenerte con los contenidos virales. Porque sólo te interesa que te den la razón en lo que piensas. Porque no, no es mi culpa que algo que te han prometido no se vaya a cumplir o que alguien te mienta. Porque sí, te engañan a diario con promesas que nunca llegan. Porque no, la información no te llega porque no la publiquemos, sino porque tú no la has buscado. Porque sí, tenemos detrás empresas con intereses igual que tú los tienes en tu negocio, pero cuando yo quiero consumir tu producto pago, tú quieres que te regale el mío (con todo lo que conlleva resumido en el párrafo anterior). ¿Y encima nos quieres culpar? 

"No queremos héroes, pero sí que hagáis una función social", me decían el otro día. ¿Pero para quién? A diario realizamos preguntas incómodas, reportajes que molestan, denunciamos lo que pasa. ¿Y qué? ¿A quién le interesa? ¿Alguien lo lee? Venga, sí, el 1% de la población. Y la culpa es mía por no saber llegar a más gente.

Ya está bien. No te quejes de que el fútbol es lo más importante o de que dentro de éste son Madrid y Barça los que copan las portadas. Tú eres el que hace que el fútbol sea lo más importante porque es lo que lees, es lo que ves. Recuerda que si no se comprara Coca-Cola, no estaría en todos los mercados del mundo. Es la demanda la que rige la oferta, no al revés.

Espabila, querido lector. Deja de culparnos. Esta no es más que la opinión de un joven e inexperto periodista que intenta contarte cosas que ocurren a tu alrededor; que ha recibido llamadas de ¿por qué publicaste ayer eso?; que ha hecho preguntas muy incómodas y preguntas muy banales; que ha escrito artículos muy agresivos y artículos con mucha hojana. ¿Y qué? Si te molesta lo que lees y no estás de acuerdo no me vas a rebatir con argumentos, prefieres pensar que es que las malas noticias venden más y que tengo intereses, por eso lo escribo.

Mis perfiles en las redes están presididos siempre por una frase: "Todos los periodistas son unos [inserte aquí su insulto preferido]". Cuando veo a alguien consumiendo información se lo recuerdo: "No te creas nada, todo los periodistas son unos mentirosos". Lo hago por curiosidad, por saber qué responde el lector que no sabe que yo me dedico a esto. La respuesta suele ser parecida, con la sonrisa compasiva de aquel que reconoce que le están engañando: "Además de verdad...". Y sí, se me olvidó decírtelo antes, sé que nos equivocamos y que algunos compañeros no hacen digna esta profesión porque te desinforman para tapar las vergüenzas de sus amigos. Pero son los menos, te lo aseguro.

Ya termino. Sé que no me he ajustado al tamaño de texto que se especifica en la web y que muchos no habrán pasado del tercer párrafo. Lo sé porque, en realidad, pienso que mi trabajo no le interesa a mucha gente. Leía en este genial artículo de Victoria Prego (Un oficio bajo amenaza) la mayor verdad que he escuchado en mucho tiempo: "Es decir, que la gente no acude, en términos muy generales, en busca de la información. Al revés, es la información la que se ve en la necesidad de acudir en busca de los usuarios". 

Financien a los medios de comunicación: suscríbanse en digitales, paguen un anuncio en radios y televisiones, compren periódicos y, sobre todo, lean. Nada más que añadir. No se preocupen que no nos amilanamos tan fácilmente, seguiremos luchando por ti. 
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