¿Se merece esto el flamenco de Jerez?

12/09/17 Flamencomanía David Montes
Saben ustedes de sobra que soy poco amante a escribir columnas de opinión. No suelo hacerlo y, además, no me gusta. No soy heraldo ni paladín de nada ni nadie y respeto hasta las últimas consecuencias las opiniones de los demás. Esté de acuerdo con ellas o no. Pero, leyendo a mi amigo JuanPe Carabante esta noche, y viendo la cantidad de preguntas que lanzaba al vuelo, intentando buscarles respuesta la única que encontraba es que, en el fondo, lo mismo lo que está pasando en Jerez con el flamenco sí que nos lo tenemos merecido.

Estar en un continuo quiero y no puedo por parte de más de uno en esta ciudad, nos está llevando a enfrentamientos inútiles, vanos y que no conducen a nada. La polémica actual en torno a las fechas de celebración de diversas zambombas en los espacios escénicos de la ciudad es un ejemplo de ello, la confrontación existente entre peñas y peñistas con respecto a la federación local es otra vía de agua con urgente necesidad de reparación. Eso, por no hablar artistas que, en redes sociales, son capaces de menospreciar públicamente a compañeros porque ellos no están en el cartel y el mundo se acaba sin su presencia.

Si a todo lo anterior le añadimos que, hasta Pamplona, llegaron noticias de que alguno de los espectáculos de la Fiesta de la Bulería no llegaban ni al nivel de verbena de barriada, pues ya me dirán ustedes cómo le ponemos al niño. Y más cuando este niño come, bebe, se viste y se peina con el dinero de todos los jerezanos. Según palabras del propio delegado de cultura, Francisco Camas, el día de su presentación, el tercer festival flamenco más antiguo de España contaba con un presupuesto general de 100.000 euros. Ciudadanos ha pedido las cuentas y próximamente lo va a hacer también Ganemos Jerez. Ya veremos qué ocurre. Tirar con pólvora del rey es lo que tiene. En Sevilla, por menos, le han cortado la cabeza al director de la Bienal de Flamenco.

Pero, vayamos por partes. Partiendo de la base de que
Jerez tiene un déficit de compañerismo total y absoluto por parte de artistas, programadores, productores y demás profesionales de la industria cultural del flamenco, empezamos a encontrar respuesta a la pregunta. Vaya por delante que está más que claro que quien tenga intereses privados mira por ellos pero, por poner un ejemplo, difícilmente ves a otros artistas apoyando a sus compañeros cuando vas a una peña, por no hablar de que las redes sociales se han convertido en una hoja parroquial donde todos parecen tener la fórmula magistral del éxito y, sin ningún tipo de pudor, se pone a caer de un burro a quien sea sin tener el más mínimo respeto ni miramiento.

Desafortunadamente, muchos desconocen que tenemos un material de primera en el cante, el toque y el baile, con unos artistas que están recorriendo el mundo entero al frente de sus propias compañías, o formando parte de las más importantes, ejerciendo de embajadores de nuestra tierra y, mientras tanto, estamos vendiéndole al visitante flamenco a granel, como dice mi amigo y compañero José María Castaño, como si fuera de gran reserva. El visitante es visitante pero no es tonto y se da cuenta de que lo que está viendo no es lo que le enseñan en sus países los touroperadores, sobre todo los que vienen al Festival de Jerez, que si bien es un referente mundial dentro del calendario flamenco, está empezando a hacer aguas precisamente por no mirar al visitante como algo más que un guiri al que sacarle los cuartos.

Por otro lado, quizás encuentra respuesta la pregunta de esta columna de opinión siendo consciente de que el mundo de las peñas es vital para el flamenco, y el mar revuelto en el que se ha convertido el grueso de entidades flamencas de Jerez, y la federación que debería coordinarlas, se encuentran en una situación de compleja solución actualmente. Más que marejada, temporal me atrevería a decir. Tal y como están las aguas ahora mismo, remar en la misma dirección todos juntos para crecer de forma cohesionada es una maniobra poco menos que imposible. Sin saber a ciencia cierta si la presidencia está vacante o no, lo único cierto es que desde varios frentes se intenta que la entidad que debe fijar el rumbo, marcar la ruta de navegación y aunar esfuerzos para que el conjunto sume más que las partes, no se mantenga estable.

Además, tampoco el Ayuntamiento de Jerez, o las delegaciones que correspondan, ayudan mucho a esta estabilidad. Tratar de forma privilegiada a unas mientras embargan las cuentas a otras no es el camino más idóneo para que las relaciones sean las adecuadas. La Federación Local de Peñas Flamencas de Jerez se crea, precisamente, a instancias políticas en tiempos de Pedro Pacheco para poder tener un órgano similar al de la Unión de Hermandades en las cofradías de nuestra ciudad, y poder realizar convenios, acuerdos y programaciones de actividades con mayor agilidad en conjunto y no de forma unitaria. Por ello, cuando desde la delegación de cultura, con sus responsables al frente negocian, contratan, incentivan o acuerdan de forma directa con alguna de las peñas, o personas vinculadas a las mismas, están realizándole un flaco favor, entre otras cosas, al principio de universalidad por el que debe regirse la función pública y al de equilibrio que marca el interés general.

Dejando a un lado monumentos por colocar, calles por nombrar, homenajes por realizar, mesas constituidas sin más sentido que el de la foto, fundaciones que nunca llegan a terminar de constituirse y demás, que serían objeto de más que de una columna de opinión de una entrega por fascículos, a todo lo anterior debemos sumarle ahora que se acerca la Navidad la polémica suscitada en torno a la Zambomba y la programación de espectáculos en torno a ésta, tanto en el Teatro Villamarta como en otros espacios escénicos. Ni que decir tiene que es primordial una comunicación que no ha existido. Independientemente de comunicados por parte de unos y otros, tanto el Teatro Villamarta como la delegación de cultura han mostrado una asincronía y descoordinación de calendario irrefutable.

Todavía estamos a septiembre, y ya hay eventos programados de importante magnitud que van a realizarse de forma simultánea, por no contar que, por ejemplo, en una misma jornada vamos a tener en Jerez dos zambombas y una hermandad por las calles de la ciudad. Sí. Las zambombas organizadas por Pepe del Morao en el Teatro Villamarta y la que realiza Juan Lara en la Sala Compañía tienen fijada fecha de celebración el día 8 de diciembre a la misma hora, además de que la Hermandad de la Amargura estará en procesión con su titular dolorosa bajo palio regresando a su templo. Todo ello, aderezado con el consiguiente cabreo existente en la Federación Local de Peñas Flamencas puesto que, la zambomba que vienen realizando ellos desde el año 1999 en el coliseo jerezano, y que va a correr su organización a cargo de la Peña Flamenca 'La Bulería', está programada para el día siguiente y todos, absolutamente todos ellos, van a taquilla.

Como podrán comprobrar, de otra forma no lo sé pero así no se puede ser la capital del flamenco como tratamos de vender. Así no. En el fondo llega uno a plantearse que tenemos lo que nos merecemos. Y más cuando uno está fuera de las fronteras de su tierra y ve como alguno de los suyos ni siquiera la echa en falta. Casi que termina hasta comprendiéndolo y todo. Dice mi amigo Paco Vargas, compañero al que admiro y respeto, que cada cierto tiempo necesita "respirar Jerez". Espero y deseo fervientemente, que cuando nos volvamos a ver en estas tierras, allá por el mes de febrero, no vuelva a decirme que le dio pena ver como no somos capaces de explotar el diamante en bruto que tenemos, por mor del ego y de la incapacidad de gestionar con sentido común un activo fundamental para esta tierra como es el arte de lo jondo, en todas sus variantes.

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