"¿Crecer en hermandades, o en hermanos?" por Miguel Guerrero

El pasado lunes, en el programa de radio de esta casa, ‘El cuarto de la cera’, se trató un tema bastante interesante: las ‘hermandades juveniles’ del Viernes de Dolores. Se compartieron anécdotas de los orígenes de hermandades de penitencia actuales como el Consuelo o la Paz de Fátima, contadas por protagonistas de dichas corporaciones. También se comparó con la actualidad, y sobre esto versará este artículo de opinión.

Publicidad Si nos remontamos a los orígenes de hermandades actuales como las dos mencionadas anteriormente, o el Soberano y la Clemencia, hay que tener en cuenta que se estaba produciendo un notable crecimiento poblacional en Jerez. En el barrio de la Granja, en el de San Benito o en el de la Constancia, no existían hermandades que aglutinaran a los cofrades de aquellas zonas. Por tanto, sus fundaciones considero que eran lógicas e incluso necesarias. Sin embargo, la coyuntura actual no tiene nada que ver con la de entonces. Cada barrio tiene, como mínimo, una parroquia o templo con su respectiva hermandad o agrupación parroquial. Si sumamos estas “hermandades de barrio” con las del centro, obtenemos una gran nómina. En mi opinión, una vez que todos los barrios tienen sus respectivas hermandades, no hay necesidad de seguir aumentando este número.

Publicidad No obstante, existen y se crean una gran cantidad de asociaciones juveniles. Es fácil encontrarse en cualquier barrio de la ciudad varias asociaciones de este tipo, que coexisten con las hermandades que realizan estación de penitencia a la Catedral. Y ahí es donde está la cuestión: ¿hay un límite? No creo que sea el único cofrade en hacerse esta pregunta. Cada persona, cada cofrade, tiene su opinión, y la mía no es la verdad absoluta ni la considero más importante o valiosa que la opinión de cualquier otro cofrade. Solo es mi opinión, mi punto de vista. Y creo que sí, que hay un límite, y se encuentra en las hermandades o agrupaciones del Sábado de Pasión (inclúyase la A.P. Jesús Despojado, Bondad y Misericordia y Paz de Cuartillos). Ahí está mi límite, que no tiene por qué coincidir con el límite considerado oportuno por los que deciden sobre todo esto. Y no tiene por qué ser un límite fijo: puede variar en función de las necesidades y situaciones de las cofradías y de la ciudad. A corto y medio plazo, me parece inviable que todos los pasos de Viernes de Dolores o de jornadas anteriores puedan llegar a ser hermandades y pasar por Carrera Oficial (suponiendo que este sea el objetivo de estas asociaciones).

Publicidad Con este artículo no quiero dar a entender que en el mundo de las cofradías sobre nadie, en absoluto. Reitero que nadie sobra, y mucho menos en la Iglesia. Otra cuestión es el modo de participación en ella. Si hay un grupo de jóvenes de una asociación juvenil trabajando en un barrio en el que hay una parroquia con su respectiva hermandad… ¿por qué no trabajar desde dentro de la parroquia? ¿Por qué no pertenecer a dicha hermandad en vez de fundar otra? O no tiene por qué ser la hermandad del barrio en cuestión: hay corporaciones del centro con muchos años de historia cuyos cortejos son de 100-150 nazarenos. Y ante esto, la pregunta que me hago es la siguiente: ¿crecer en hermandades o crecer en hermanos?

Publicidad Sin ánimo de ofender a nadie y respetando a todos los cofrades, la humilde opinión de Miguel Guerrero.