¡Por fin!

Llegaron los Reyes Magos; por fin llegaron y la tarjeta de crédito puede beneficiarse de su merecido descanso. Y también nosotros podremos descansar del acelerado bombardeo de la publicidad televisiva incitándonos a consumir en un país de parados y endeudados que no se aguanta en pie. Pero, desde luego, lo que más agradezco es el no tener que aguantar algunos estúpidos anuncios de perfumes que, como hongos, se multiplican todas las navidades. Con esa estética tontorrona y cursi, melosa hasta el empalago, con esa intencionada pronunciación rara y bárbara, de castellano mal pronunciado, que pone los pelos de punta, donde por no decir nada, lo poco que se dice se dice mal, y susurrado como el que anuncia un drama oculto. ¿A quién se le habrá ocurrido la genialidad? Parece una apuesta por la mujer cursi, tontita de la muerte y ambigua, medio de aquí, medio de otra parte, de lengua empalagosa y andares decadentes. No sé cómo no se ponen en pie de armas las asociaciones serias de mujeres contra esta ofensa a la estética y a la inteligencia. En fin, que menos mal que ahora se acaban o decrecen tras haber hecho el agosto en diciembre. Esto es lo que tiene este periodo neobarroco, como lo tienen todos los barroquismos: mucho ruido y pocas nueces. Y horror al vacío aunque haya que llenarlo de vulgaridades. Frikilandia, otra vez..