"Cuando tu felicidad se convierte en mi pena profunda" por Javier Galán

Si Padre, a Ti te hablo, desde mi humilde hogar, donde tu retrato, cada mañana, me hace despertar, con un saber que estas junto a mí, que me cuidarás, que serás mi principal motor para comenzar el día, en el que te daré Gracias, por ofrecerme estar junto Ti.

También, me haces recordar, que las personas son lo más importante; que me entregue con humildad y sigilo, para no despertar lo peor de ellas, que haga entorpecer el espíritu, de paz, el cual Tú me enseñaste a repartir.

Pues sí, ya era hora de que volvieras a casa; se te ve feliz. Todos los esperábamos, pero muchos no están para poder verlo. Sé que ellos, cuando cerraron tu casa, se preguntaron, si volverían a verte allí y ahora, se responden sólos a sus preguntas, porque te ven, desde donde nosotros no podemos verte, y aun así, son más felices que los que estaremos presente en tu vuelta.

Tengo pena Padre; perdona que te trasmita mi tristeza. Estaré cerca de ti y me sentiré tan lejos, como si estuviera a mil kilómetros; es tanta la angustia, que estoy deseando que pase el día. Tú te preguntarás, que por qué me siento así; me recordarás seguro, que tuve la suerte de que fuera junto a ti, mucho tiempo; que me tienes siempre, aunque yo no quiera, aunque a veces mis desprecios te duelan, pero siempre estás. Sé que me lo dirás, pero eso es pasado y el presente me duele.

No sé, a veces me digo que seré egoísta, pero eso no me lo enseñaste, me dijiste que repartiera entre todos, que ofreciera mi cariño y mi felicidad, porque así, haría feliz a otros. Pero ahora siento lo contrario; quiero tenerte como antes, pero no puedo. Te hice caso, hay tantos que están deseando sentirte cerca, que cedí mi sitio. Sí Padre; el que Tú, un día me ofreciste. Por eso digo que tu felicidad es mi pena profunda, porque no podré ser tus pies, tu costalero, en tu vuelta a casa.

Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Santísimo Padre Jesús del Prendimiento, os hice caso, porque repartiera felicidad, pero siempre tendré una pena profunda.