¡Ay, qué calor!

“¿Dónde nos metemos con este calor?”. Es uno de los tradicionales dilemas del verano caluroso de Jerez. Es cierto que gozamos de una situación geográfica privilegiada, con las aguas de la bahía a tan sólo diez minutos y las del Océano Atlántico, ya mar abierto, a poco más de media hora de carretera. Pero cuando hace calor, del que nos ‘aplatana’ y deja rendidos, lo más sensato es meterse en remojo o buscar cobijo tras las persianas bajadas y ventanas cerradas. Eso o encender el aire acondicionado, encomendándonos a la compañía eléctrica para que “el contador no corra tanto”.

Está claro que la tristemente conocida pobreza energética impide o pone trabas dignas de reflexión a la hora de instalar o conectar una máquina de aire acondicionado en casa. En lo que parecemos coincidir es en que, frente a las altas temperaturas y el ‘guantazo’ del hermano Sol, el consejo de toda la vida surte sus efectos: cerrar las ventanas a cal y canto y mantener las estancias en penumbra.

Ya de noche, o a la caída del Astro Rey, abrir la casa y dejarla ‘en corriente’ resulta de lo más esperanzador, aunque todos conocemos lo que es una noche, o dos, o varias de las de no pegar ojo porque el esperado refresco no acaba de llegar. Por las tardes, como en el resto de las poblaciones de interior, los centros comerciales suponen, además de un destino para las compras o el ocio, un oasis durante las temidas olas de calor. Frente a este tórrido panorama, consultamos con el meteorólogo jerezano Manuel Jiménez del Barco* y abordamos algunas de las cuestiones que están en boca de todos en estas jornadas de calor intenso y hasta propician debates callejeros.

P.: ¿Cuál es el origen de las denominadas olas de calor?

R.: Son fenómenos climáticos que se producen a escala mundial y vienen causadas por los movimientos de las masas de aire en altura, más calientes de lo normal. Al entrar en zonas que no son las habituales, las regiones o países que no están acostumbrados a esos niveles térmicos acusan en ciertos días el azote propio de ese calor.

P.: ¿Hace más calor ahora que antes o nos falla la memoria y siempre ha sido así?

R.: Es difícil determinarlo. El problema de remontarse en el tiempo radica en la falta de datos científicos o constatados. Hace muchísimo tiempo nos guiábamos por las opiniones de los expertos, pero sin constancia numérica. Siempre ha habido días de calor muy sofocante, en determinadas épocas del año. En la actualidad, el problema es que en fechas en las que normalmente debe refrescar o llover ya no lo está haciendo. El cambio climático está siendo constatado de manera fehaciente y casi nadie duda a estas alturas de que es una realidad. En Andalucía, esta tendencia cambiante está provocando que aumente el calor, especialmente en épocas del año que históricamente no registraban ese aumento de las temperaturas. En verano es normal superar los 30 grados, pero no que en invierno tengamos mínimas de 18.

P.: ¿Se recuerda alguna temperatura record en Jerez?

R.: Fuera de época sí, y validadas oficialmente. De hecho, es cada vez más frecuente registrar records de temperatura máxima durante un mes en concreto. A esto hay que unir los efectos de la desertificación: nos estamos quedando sin el clásico ‘entretiempo’ propio de nuestra zona. Pasamos del calor extremo a un frío acusado. Las primaveras y otoños están resultando períodos cada vez más cortos, con lo que insistimos en un cambio climático palpable.

P.: ¿Más calor en Julio o Agosto?

R.: Está claro que Julio alcanza una media superior en los termómetros, además de una continuidad en el régimen de vientos, por lo que es el mes más caluroso. Eso sí, en la primera quincena de Agosto, debido a la inercia de la tierra, se almacena tanto calor del pleno verano que llegan a observarse altos picos de temperatura. La diferencia llega en la segunda quincena del octavo mes del año, en la que suele notarse un ligero descenso, con la inestabilidad típica que nos dice que el tiempo está empezando a cambiar.

P.: ¿Qué nos queda por delante el resto del verano?

Analizando la tendencia en lo que va de año, en el que hemos tenido una primavera suave y pocas precipitaciones, y teniendo en cuenta cómo se ha planteado el inicio del verano y el mes de julio, creo nos espera un agosto de altas temperaturas igualmente. Eso, a no ser que ocurra algo extraordinario en las capas altas, lo que resulta difícilmente previsible a un mes vista. En cuanto a la agobiante sensación térmica y la ubicación interior de Jerez, influye que somos la población más grande de la provincia. Por ello es más que probable que notemos el efecto propio de las grandes ciudades, conocido como ‘efecto chimenea’, debido a la concentración de viviendas. *Manuel Jiménez del Barco es Licenciado en Ciencias Físicas, Máster en Astronomía y Astrofísica y miembro de la Agrupación Astronómica Magallanes.