Jerez, siempre Jerez

Jerez es esa tierra que canta, toca y baila de una forma diferente. Tantas, que hasta dentro de un mismo barrio o territorio es capaz de sonar distinto pero sin perder el son que la hace única e indiscutiblemente esencial para el mundo flamenco.

Si hace escasas fechas teníamos la oportunidad de disfrutar de Lela Soto sobre las tablas de la Bodega Los Apóstoles, en la noche de ayer, otra Santiaguera – Felipa del Moreno- hizo bueno eso de que si ''el flamenco estuviera en decadencia, habría que acudir irremediablemente a la cuna inagotable de Jerez''.

Guste o no, esta es la tierra que da más artista por metro cuadrado de este país – y me atrevería a decir que hasta del mundo-. Si. Y cuando decimos la palabra artista lo decimos con la máxima amplitud de su sentido semántico. Con todas las letras, vaya. Sin hojana ni trampa ni cartón. Porque ayer no hubo nada de eso en la Bodega Los Apóstoles. Ayer hubo verdad. De la buena. De la que da los 20 reales del duro. De la que gusta y atrapa porque tiene poder de transmisión y eso, al fin y al cabo, es de lo que se nutre la cultura. Y el flamenco. Porque el flamenco es cultura. Algo más que cultura.

Hora y media le bastó a Felipa del Moreno para cosechar un importante éxito en el ciclo 'De la Raíz' de este XXIII Festival de Jerez. Hora y media en la estuvo arropada por los suyos. Por su inseparable Manuel Valencia a la guitarra – mosquetero número 1- y por Luis de Periquín – mosquetero número 2- sin los cuales nada hubiera sido como fue.

Jerez. Jerez. Y más jerez. De eso iba la noche y fieles ese concepto, cante, toque y copla fue tomando un cariz in crescendo que alcanzó la cúspide con las letras que le compusiera José Gallardo a Felipa del Moreno para la ocasión y a las que le puso La Reina Gitana a las blancas y negras su complemento perfecto.

La cita no era importante para Felipa del Moreno. Era fundamental. Se enfrentaba a un envite en el que el todo o la nada es la línea divisoria. Y salió el todo. Recordando a los suyos. Al legado de transmisión oral que Juan José Flores se encargó de refrescarle en la memoria y que tiene en los más grandes de la tierra y del Barrio. Si. El de Santiago. En el que se crió, se formó, ha crecido y ha bebido todo cuanto tiene en sus formas y maneras cantaoras. Felipa del Moreno.

Desde las bulerías al golpe de inicio, hasta la soleá en la que Andrés Peña ejerció de artista invitado, Felipa del Moreno fue desgranando cantes o estilos que tienen entronque o raíz en Jerez. Alegrías, tarantos y verdiales, fandangos, granaínas, la copla antes mencionada o el sólo de guitarra con un inconfundible aroma morao por parte de Manuel Valencia tuvieron siempre a la tierra borbórea como epicentro, además del fin de fiesta y los tangos que daban nombre al espectáculo y que pudieron ver en directo a través de nuestros canales en las redes sociales.

Además, en Felipa se da esa circunstancia de que en los cantes más a compás y en la copla, el giro que es capaz de impregnar a su voz la hace tan característica como identificable. Ella es mucho más que el archiconocido villancico. Bastante más. Y ayer tuvimos una prueba fehaciente de ello. Esperemos que el espectáculo de anoche consiga abrir esos portones que no siempre goza el flamenco de tener sus bornes abiertos y subir esos peldaños que nos hagan disfrutar de ella y con ella mucho más de lo que hasta ahora lo hemos podido hacer en solitario.

Ficha Técnica:
Espectáculo: Jerezaneando – Artista: Felipa del Moreno – Lugar: Bodega Los Apóstoles – XXIII Festival de Jerez – Fecha: 27 de Febrero de 2019 – Aforo: Lleno – Cante: Felipa del Moreno – Guitarra: Manuel Valencia – Piano: Rosario Montoya 'La Reina Gitana' – Palmas y Coros: Juan Diego Valencia y Manuel Cantarote – Percusión: Luis de Periquín – Artista invitado: Andrés Peña.