''Si a las dos, no se cabe en Cristina...'' por Álvaro Ojeda

El eterno debate; la eterna cuestión cofradiera. ¿Procesiones extraordinarias sí, o no? ¿Sentido y mesura de las cosas? ¿Búsqueda de nuevas formas de celebrar los aniversarios importantes? Ahí radica casi todo, así que vamos a contar lo que pudimos vivir este sábado en la calle, según nuestra percepción. Pero primero, y porque la buena gente de 'Huerto' se lo merece, debo contarles todo lo bueno que tal vez los ojos del gran público no pudo ver.

En primer lugar, la comodidad con la que siempre se trabaja en esta cofradía. Ahí demuestran la familia que son. Todos los que nos dedicamos a esto, sabemos que trabajar en Santo Domingo es una maravilla. Sonrisa y buen trato en la puerta, desde donde nos llevan al interior, y allí se repite la estampa del Jueves Santo. Las mismas caras, pero sin sus túnicas. Esas caras, que nos indicaban con sus ojos, que allí estaba el Señor sin olivo, como en aquella tarde del noventa y dos, con un exorno de urgencia de claveles color cardenalicio, que sustituyeron a los lirios que decidieron cambiarse en esa misma tarde. Yo que vi los dos, puedo decir que fue un acierto.

El rayo de luz que entraba por la puerta llamaba al Señor. Cortejo coqueto, cortito, los justos; no hacía falta más. Los jóvenes al principio, los veteranos atrás; por poner un ejemplo, a Brioso, que quiso estar con su Cristo en su silla de ruedas. La vida. Esa es la imagen de la verdad, al menos desde mi punto de vista. La imagen del que quería estar allí solo y únicamente por todo lo que significaba aquello, y es que detrás, donde les tocaba estar por protocolo, ni el real presidente, ni la máxima autoridad de la ciudad o adlateres que la representaran, ocupaban sus sitio. Normal, el 'Huerto' no vende; esto no es el Soberano Poder o una reestructuración de la Carrera Oficial. Bendita hermandad la de Santo Domingo, que por ser joyerito familiar, espanta lo que yo no querría para un día grande en mi cofradía. Eso que ganan.

Fuera estaba 'La Sentencia' (a esas camisas hay que darle una pensada); otro espectáculo que en Jerez seguimos sin valorar muchos; otros sí -menos mal-. Los blanquiverdes acompañaron al Señor por los tres primeros templos que debía visitar. Imágenes históricas, únicas, que la cofradía supo buscar para hacer atractivo su discurrir por las calles de Jerez. 
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Al llegar a San Marcos, sones musicales en honor al Señor de la Cena, y tres cuartos de lo mismo en San Juan de los Caballeros, y así hasta llegar a San Mateo, no sin antes mencionar las estampas que nos dejó por calle Justicia y calle Francos, lugares también donde el público y el informador cofrade saben perfectamente cómo moverse para laborar y disfrutar. Lástima que algún dalmática que va delante del paso se crea matón de discoteca, que pone en riesgo la calma y la seguridad del evento con actitudes chulescas de las que nada tiene que ver la cofradía, pero que debería vigilar (no solo el 'Huerto', también el resto) por el bien de la imagen de la misma. Padillo ayudó, siempre elegante al quite, pero cuando el tonto tiene el poder del llavero que le otorgó su padre, poco se puede hacer.

En San Mateo se sabía. 'Los Judíos' son 'Los Judíos', y allí sacaron a la que mejor llora, al dintel de la puerta, con exquisita mayordomía de por medio. No se cabía, parecía un Martes Santo. El bar de Rafael ayudó a la espera, y el delegado de Movilidad del Ayuntamiento, José Antonio Díaz, tuvo un detalle de nivel, y se trajo de Ifeca a Motorsur, ofreciéndonos una gama de vehículos estacionados en batería, que dificultaban todo lo importante. Da igual, es 'El Huerto'. Falta de respeto a la cofradía, otra vez.

Y allí se lió... y se confirmó la verdad de lo que va esto. 'La Sentencia' se picó en sus últimos sones, sabiendo quién venía después. Sonó 'Alma de Dios' y 'La Saeta'. Detalles. El paso llegó de categoría. Tener a Ballesteros, mucho más de un cuarto de siglo delante, creo que dice mucho. Tras el saludo en Santa Marta, cogió el misterio Juan Antonio 'Gorrión'; grandeza; guiño a la historia del martillo de Jerez, en un enclave de gran sabor nostálgico para los 'gorriones'. La voz de su hijo llamando al misterio del maestro Guzmán Bejarano en aquel rincón frente al Desconsuelo, fue un regalo para todos aquellos que no solo fuimos a escuchar "porropopones y cornetazos"... y que decidimos cerrar los ojos para irnos a los los años ochenta.

Y ahí, para la gran mayoría presente, todo mereció la pena. Se encendieron los móviles, las caras se miraron en la plaza, y los labios vibraron resoplando bajo ojos como platos. El silencio existe... pero en el interior de los cofrades jerezanos, y lo muestran al mundo. ¡Milagro! Sonó cigarreras y Sevilla se hizo presente en el barrio de San Mateo. Aquello fue algo así como cuando Messi hace un caño en un partido en un campo chino y los espectadores exclaman: ¡¡Oohhhh!!.  Ahí dije, estamos perdidos. Por cierto, también sabemos aplaudir. ¡Milagro!

'El Huerto' se marchó camino de San Lucas, y a los sones de Cigarreras. Champions. Un cámara de los amigos de Cofrade TV, capturaba esa escena única que tanto nos gusta en 'Los Judíos' y que siempre emitió Onda Jerez desde ese el balcón: la trasera del paso, y de fondo la gente que acompaña o espera, pero esta vez con la espectacular silueta del ángel confortador sustituyendo la espalda del Señor de las Penas, y una bandera enorme de la corporación de Santo Domingo, ondendo de fondo como si de una cruzada vinieran los hermanos de cordón blanquinegro. Esa imagen, la tiene poca gente, nadie diría yo, y el 'Huerto' se la lleva para la historia. 

Y en San Lucas, esperaba Dolores. Otra cofradía de categoría, otro guiño o detalle de pureza. Más imágenes para la historia, 'Cigarreras' sonando por callejuelas cofrades históricas, como Cabezas, del nivel de sus sones. Pero allí ya nos pusimos camino de los trece grados. Viento incómodo y relente cofradiero. Aquello iba algo tarde, y todavía quedaba un trecho importante: la inauguración cofrade de la Plaza Belen, y la archiconocida zona de Tornería eran el epílogo. ¿Aguantará la gente? ¡Y vaya si aguantó! ¿Gracias a 'Cigarreras'? Pues quizás, quién sabe, pero el caso es que por Carpintería Baja, el gentío fue de época, aunque ni mucho menos comparable al que después hubo desde Santo Ángel hasta Cristina. Por cierto, a los niñatos que se metieron a hacer 'la bulla' en Tornería, no estaría de más que alguna autoridad competente superior -absolutamente ausente a esas horas- les enseñara cómo debe comportarse un ser humano en semejantes concentraciones de público. ¡Que esto no es Almonte, chavales!

Pero dejando atrás esos momentos de agobio mayúsculo, en los que nunca dejó de sonar -cada vez mejor- la banda del barrio de Los Remedios, debo añadir como conclusión, que el 'Huerto' supo sacar petróleo al acontecimiento. Supo rodearse de un bello e histórico itinerario, y un cortejo corto pero con mucho sabor. Y además, supo fichar para la ocasión a una banda que le aseguraba el 'no hay billetes' en las horas complicadas de asistencia. Esto es así, y así corren los tiempos. Esto mismo pudo escucharse en algunas barras y aceras, y sería mentir si no lo cito en esta crónica. Pero el evento era extraordinario, y esas son las cosas que de manera extraordinaria, hacen también grandes a las cofradías. ¿O no?

Yo fui a ver a 'La Sentencia', y luego a 'Cigarreras' cierto, pero también fui a ver a esa Hermandad de la Oración en el Huerto que me recordó a Pepe Antonio, a Manolito, al gran Asenjo... y a tantas y tantas cosas que ví de niño y que solo viven ya en mi recuerdo. Con eso me quedo. Y también con una Alameda de Cristina en la que a pesar del frío y del poniente desagradable, no se cabía a las dos de la mañana. ¿Sólo por las Cigarreras? ¿O acaso es que esto va a ayudar a que la cofradía de Santo Domingo comience a dibujar un futuro espléndido? 

Ya lo veremos.