Manifiesto por una celebracíon crítica y fecunda del primer centenario del Concurso de Cante Jondo de 1922

26/12/17 Flamencomanía David Montes
Impulsado por personas perteneciente a la industria cultural del flamenco desde diferentes posiciones, se ha dado a conocer un manifiesto para que se realice una celebración crítica y fecunda del primer centenario del Concurso de Cante Jondo celebrado en Granada en el año 1922. Los impulsores de este documento, independientes y relacionados en diversa medida con la creación o la reflexión flamenca, comparten una visión determinada del arte de Silverio.

La proyección del flamenco en la sociedad que lo nutre, lo acoge y a la que se debe, no puede quedarse en eco, en repetición de repeticiones; está obligado, para no morir, a dialogar y debatir (no solo sobre su presente, también sobre su pasado), a proponer e innovar y, por ello, José Manuel Gamboa, escritor y productor musical, José Javier León, profesor y autor; Belén Maya, bailaora y coreógrafa, José Luis Ortiz Nuevo, escritor y cómico flamenco y Miguel Ángel Vargas, director de escena y productor, firman las siguientes líneas con las que se pretenden poner pie en pared a todo cuanto acontece en el orbe de la industria cultural y flamenca:  

MANIFESTAMOS:  

UNO - Así que pasen cinco años, contando desde este, de 2017, Granada puede y debe celebrar el primer centenario de aquel concurso que, auspiciado por Manuel de Falla, Federico García Lorca y una veintena larga de personalidades de la cultura, tuvo lugar en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra los días 13 y 14 de junio de 1922. La ocasión deberá ser aprovechada de manera proactiva y consciente para elaborar un programa artístico y de reflexión que, sin dejar de recordar las buenas, las mejores intenciones de aquella iniciativa, no maquille ni oculte sus errores. Que no se convierta en una hueca efeméride, sino que sirva como favorable coyuntura para propiciar un debate franco sobre lo que el flamenco fue ayer y es hoy, y lo que puede o deba ser mañana. En son de fiesta, sin duda, pero también de análisis crítico.  

DOS - Queremos hacer una llamada nada retórica a las instituciones culturales y educativas (tanto locales como autonómicas, nacionales e internacionales) y muy señaladamente al Festival Internacional de Música y Danza, para que aborden un programa revulsivo. Con frecuencia se repite en Granada, sobre todo entre flamencos, la queja por no disponer de un gran festival o concurso a imagen y semejanza de la Bienal de Sevilla o del Concurso del Cante de las Minas de la Unión. Pero Granada ya lo tiene, ya tiene ese gran festival: se llama Festival de Música y Danza y es hijo, por un lado, de aquel concurso del 22 y, por otro, de los conciertos sinfónicos que se celebraban desde 1883 en torno a nuestra fiesta mayor, el Corpus Christi, en el anillo leonado del Palacio de Carlos V. Es hora de que nuestro Festival incorpore las artes flamencas no como manifestación anecdótica o paralela o adorno pleno de color local, sino como elemento copartícipe en el mayor evento de música clásica de la ciudad, y la cita de 2022 puede ser la ocasión perfecta para consolidar ese giro deseable y necesario. No se nos olvide que el flamenco es un “arte casi clásico”, un arte de composición, debido a la “extraordinaria precisión” que exige. Son palabras de Igor Stravinsky, en 1921, un año antes de que Falla y Lorca buscaran su tesoro, supuestamente perdido, por los pueblos andaluces.  

TRES - Quienes firmamos este manifiesto no sabemos si existe la marca Granada ni es nuestro deseo vindicarla. Denunciamos, en cambio, el exceso de marcas negativas con el que esta ciudad se está cargando y hacemos votos porque la necesaria celebración del centenario del 22 no sea una más, que venga a engrosar la lista de fiascos locales. No podemos permitirnos un nuevo revés, como el de la celebración del milenio del Reino de Granada, que quedó en poco más que una página electrónica, un mueble de tristeza arrumbao a la pared ciberespacial.  

CUATRO - Un Enrique Morente de apenas 30 años dijo: “los intelectuales, si son de verdad y saben escuchar y sentir el cante, pueden ayudar divulgándolo, pero nunca tratando de dirigirlo o encauzarlo”. Morente resumió, en este juicio, aciertos y yerros que podemos fácilmente transferir al Concurso del 22. Consecuencia positiva suya fue la de alentar a la profesión (en contra de lo que se proponía, por cierto): tras él, el espectáculo pasa al gran formato y las figuras del género, los profesionales, disponen de nuevos y mayores aforos.   Otro efecto provechoso fue el interés por el registro y rescate gramofónico de cantes que, como el martinete, tal vez estarían extintos hoy, debido a su escaso o nulo tirón comercial.   Sin embargo, en la parte negativa del balance, la influencia de los escritos teóricos del tándem Falla-Lorca hizo que se perpetuaran estereotipos tan dañinos como el de la pureza, el rechazo de la comercialización, la consolidación poética del gitanismo y, más tarde, el duendismo, o la postergación del baile y la guitarra. A la manera del despotismo ilustrado, el 22 quiso arreglar el flamenco sin los flamencos. La conmemoración que planteamos no puede volver a reproducir tal desacierto: ha de ser un evento que les dé el lugar primordial. El flamenco es de quien lo trabaja, de sus artistas o artesanos; no es de la afición, sino de la profesión; ellos conformarán el futuro... si saben llegar al público.  

CINCO - ¿Qué cantan los flamencos y flamencas de ahora? Dos siglos y medio después de la gestación de su arte, ¿qué tocan y que bailan los flamencos de ahora? ¿Cantan, bailan y tocan solo a compás o también a su tiempo, con su tiempo? ¿Al aire de hoy o solo al de ayer? Es necesario estimular la verdadera creación en un momento en que casi todo consiste en versiones de lo ya versionado. La industria y la mayor parte de las instituciones no facilitan la labor creativa, el riesgo de avanzar o volar libre. Urge también la renovación del público, que envejece veloz y sin renuevo. La ocasión de 2022 tiene que ser también la de plantearse en qué se está fallando, por eso este manifiesto se redacta desde el compromiso con la vida, con la cultura caliente, más que con el frío mármol de las conmemoraciones. Y con vocación de impacto, acicate e influencia. Para hoy mismo, para mañana y así que pasen cinco años.  

En la ciudad de Granada, a 25 de diciembre de 2017, día de la Natividad, septuagésimo quinto aniversario del nacimiento de Enrique Morente.  

José Manuel Gamboa - José Javier León - Belén Maya - José Luis Ortiz Nuevo - Miguel Ángel Vargas
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