A Ignacio Román, autor de grandes letras

Desde este rinconcito atalaya de mis amores, hoy quiero hablar de la figura de uno de los grandes maestros de la composición. Uno de los autores más renovadores e innovadores  que ha dado  el mundo del cancionero español.  Ignacio Román,  el que con su cambio en su etapa de autor supo poner energía para poder sentir de verdad ese gran pellizco en el mundo coplístico de la España nuestra.

Ignacio Román, el que en otros tiempos compusiera para Joselito (el niño de la voz de oro, el pequeño ruiseñor): “Donde estará mi vida”, “Colombia tiene una copla”, “Sueño despierto”, y otras muchas; también “Barquerito de Lora”, con Marisol Reyes, canciones para, Lola Flores, Estrellita Castro, Raphael, Manolo Escobar, Farina, Valderrama, Molina. Espectáculos con Marife de Triana,  noches inolvidables del Teatro Calderón de Madrid o del desaparecido Circo Price.

En su casa siempre había libros, discos, sobre un gran mueble y un gran número de trofeos. Donde destacaba una fotografía de Raphael con la siguiente dedicatoria: “En recuerdo de mi primera canción, “Perdona, Otelo”, y mi último éxito, “Brillaba”, con mi afecto”. Premios y más premios, pero por encima de todo la calidad humana del autor. El que, con su forma de escribir y de ensortijar las frases para dejarlos en poemas, ponía capotes toreros en los arenales de la copla. Sentimiento. Pasión. Canela y mejorana sabía poner en sus letras haciendo vestir las mañanas de blanco.

El solía decir siempre, que se dedicaba especialmente a escribir canciones andaluzas- “porque es un estilo con el que siempre puede españolearse y en el que la letra se hace para cantar-, y apostillaba  luego, que no se hacía para bailar.  Sabía adornarse con lo suyo, lo demás le sobraba todo. Sabía ser elegante y con todo ello velero de ilusiones, caminaba por playas donde su copla era valentía desgarrando ideales como potros de tormento alguna que otra vez, otras, penitente en lo que buscaba, siguiendo y persiguiendo hasta encontrar esa luna risueña en el pasear de la copla. Pasarela de requiebros de su Málaga natal.

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