Kinestesia flamenca

En esta vida, hay un lenguaje corporal que no todo el mundo es capaz de saber usar. Quienes pueden hacerlo, tienen dos formas de poder transmitirlo. Gesticulando o bailando. Y de esto último, saben bastante Marcos Flores y Olga Pericet quienes, junto con José María Velázquez-Gaztelu, trataron de poner negro sobre blanco el por qué de algunos aspectos del mundo de la danza.

Si ya verlos en acción es un auténtico placer, escucharles explicar el por qué hacen esos movimientos y que sensaciones les producen en ellos mismos muchos aspectos de la propia vida cotidiana, les hace bajar al mundo de los mortales y del Olimpo de los grandes para convertirse en terrenales, en personas como las que están en el patio de butacas y que les admiramos, cosa que no siempre es fácil de explicar para quienes se sienten más cómodos expresándose moviéndose que hablando.

Pero para que les fuera más fácil, estaba allí silla negra de enea preparada José María Velázquez-Gaztelu, una de las personas que con más cariño y pasión ha tratado al mundo del flamenco desde hace varias décadas, para llevarles, conducirles y hacerles la pregunta inoportuna que ellos no se esperan tener que responder pero que es la más explicativa de las contestaciones.

A través de diferentes pasos a dos, tanto Marcos Flores como Olga Pericet nos van mostrando qué significa para ellos, y para quienes nos gusta, los diferentes entresijos del baile, como una mirada puede significar mucho o poco, como expresar alegrías y tristezas o como relacionares a través de ese lenguaje kinestésico, el lenguaje de los gestos, que está considerado como el lenguaje universal.

Destacar alguna pieza de las que ejecutaron sería ser absolutamente injusto con el resto porque ellos dos tienen una sinergia que los hace distintos. Son dos primerísimas figuras que disfrutan de la pasión de haber convertido la afición en trabajo, el oficio en amor y la experiencia en complicidad. Abrieron el espectáculo bailando por caña, rememoraron a los binomios históricos como Antonio Gades y Cristina Hoyos, a través de la farruca y los tientos, Antonio y Rosario, por siguiriyas, utilizando la entrevista que les hacía nuestro compañero de Radio Nacional de España para establecer unos intermedios donde ir desgranando tanto su baile como sus sensaciones y experiencias.

Por separado, Marcos Flores encontró en las alegrías su piedra angular y Olga Pericet buscó, vestida con bata de cola, la solemnidad de la soleá como cante y baile madre y maestro de todo quien quiera dedicarse a este mundo, volviéndonos a dejar enamorados de una forma y manera de moverse y expresarse que tiene difícil competencia en el panorama actual del flamenco.

Pero el tiempo apremiaba y, tras un paso a dos en compás de abandolaos, con toda nuestra pena tuvimos que abandonar la sala porque el homenaje a Paco de Lucía en el Teatro Villamarta nos esperaba impaciente y no nos permitió poder disfrutar al completo de lo mucho y bueno que tuvo esta sesión didáctica de lenguaje corporal, de expresión bailaora, de palabra danzada, y de comunicación, que tanto Olga Pericet como Marcos Flores y José María Velázquez-Gaztelu nos ofrecieron como apertura de una nueva jornada del Festival de Jerez.