¡¡¡Yo sí que no me lo creo!!!

Cuentan los más viejos del lugar, que los bebés en el Barrio de Santiago no lloran sino que están haciendo una salida por siguiriyas y que, cuando van creciendo, en la calle el juego preferido es marcar el compás de doce tiempos. Y cuentan también esos mismo mayores que al cante hay que dejarlo que fluya,  y que corra por la sangre de sus vecinos como corre el agua bajo las columnas del templo que cobija al Prendimiento y la Buena Muerte.

Y una prueba de ello es lo que pueden ver en este video, que enarbola la bandera de Flamencomanía en la campaña #roneadejerez, que se está convirtiendo en un auténtico referente en las redes sociales. Durante una reunión familiar, de esas de las que se dicen que ya no existen, de esas de las que todo el mundo habla y pocos tienen la suerte de disfrutar, apareció ella, Irene de nombre, que con tan solo cuatro años es capaz de cantarse y bailarse como algunos no aprenderán en su vida en una academia por muchos años que pasen.

Ya se lo dije a Marina Heredia este año en Ronda, en el transcurso de la Reunión de Cante Grande, “conozco a una chiquitina, que no levanta dos palmos del suelo, que se sabe tu ‘No me lo creo’ casi mejor que tú”.

Ahí tienen la prueba.