"...y sólo faltaron... los capirotes moraos..."

Será un día de esos que se recordarán siempre, dentro de la memoria cofrade de esta ciudad, esa misma memoria que a pesar de padecer Alzheimer desde hace muchos siglos, es capaz de vez en cuando de recordar el día en el que se coronó la Virgen del Valle, el día del Pregón de Antonio Gallardo, el día que el Perdón llegó a la Ermita de Guía, el día que el Prendimiento salió en Vía Crucis.. o desde este pasado 12 de octubre.. el día que la Soledad fue capaz de inventarse un Viernes Santo, en mitad del otoño jerezano.

Sólo faltaron los capirotes moraos surcando la Porvera. Sólo eso. Todo lo demás, estuvo allí. Estuvo la cofradía con su estampa, su hechura y su majestad. Estuvo la gente inundando los alrededores de la Victoria, vistiendo además con esa mezcla de elegancia y 'pijerío', tan consustancial al ocaso de nuestra Semana Santa. Estuvieron los hermanos de siempre, y también los de ahora. Estuvieron los costaleros y las bandas. Estuvo la noche a la altura de las circunstancias.. estuvo la magia inconfundible que esta cofradía fue capaz de inventar con el paso de los siglos.. y estuvo el Descendimiento, provocando los mismos escalofríos de siempre.. y estuvo la Soledad. Punto y aparte en la historia, en las devociones, y en los rezos con sabor a tierra seca y gris.

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Sólo faltaron los capirotes.

Aquellos que hubieran puesto un toque de distinción en la Plaza de la Asunción, cuando la hermandad recibió, sobre el pecho de su dolorosa, la Medalla de Oro de la Ciudad, concedida por el Ayuntamiento el pasado viernes, en sesión de Pleno Extraordinario.

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Aquellos que hubieran trazado otra vez, un sendero doloroso, con punta de lanza, y que hubieran llorado lagrimas llenas de Fe, cuando Manuel de la Fragua y José Carlos Pozo, dibujaban sobre el aire de la horas, la inmortal plegaria del Tío Antonio.. "si la luna está tan alta, Soledad, por debajo pasa el río, Soledad, con su dulce poderío, dominando la ciudad.."

Sólo faltaron ellos, llenando de elegancia la recogida. Sólo ellos abriendo paso a sus titulares.. sólo ellos, firmando con tinta eterna, una escolta que ya alcanza 450 años de vida en La Victoria.

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Así fue, de sencillo, y de grande, y de extraordinario.. y así fue que sólo faltaron junto a la Reina de la Porvera, sus ángeles benditos, vestidos de morao..

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