La banda sonora de una vida

Su guitarra es tan inconfundible que la reconoceríamos entre un millón de notas. Su forma de tocar y la manera que tiene de bordonear, picar y rajear, hace de Paco Cepero uno de los mayores artistas de cuantos haya dado el flamenco y, en el Espacio Santa Clara, cosechó uno de los éxitos más rotundos de cuantos llevamos en esta Bienal de Sevilla. Nos prometió una noche inolvidable y lo cumplió.

Convirtiendo el antiguo convento sevillano en el ‘Palacio de las Mil y Una Noches’, y permitiéndonos soñar despierto al son de su música y de su arte atemporal, escoltado por Miguel Salado y Paco León como segundas guitarras, Sophia Quarenghi al violín y Perico Navarro en la percusión, Paco Cepero repasó toda su biografía discográfica.

En un concierto, donde mostró que también es un artista que siempre se ha preocupado por poner en valor a noveles, la voz del chipionero Samuel Serrano fue el complemento perfecto a una noche, a través de unas siguiriyas y unos tangos que dejaron a más de uno boquiabiertos. Además, contó también con la participación de los bailaores Juan Tejero e Irene Carrasco, quienes se encargaron de poner, en unas sevillanas y en la fantasía ‘Capricho’, la plasticidad que necesitaba la música de Paco Cepero para que todo saliera redondo.

Junto a las interpretaciones anteriores, a través de clásicos como ‘Noche Andalusí’, ‘Domingo de Carnaval’, ‘Plazuela’ o ‘Aguamarina’, que ha convertido en su buque insignia, con sus manos, nos hizo disfrutar una vez mas de un sonidos que tiene un sello inconfundible, al tiempo que armonías y falsetas nos recordaban estrofas de canciones compuestas por su puño y letra, que han cosechado éxitos por el mundo entero.

Con toda la experiencia del mundo en sus manos y con los nervios y la ilusión de un novel sobre el escenario, durante más de hora y media, Paco Cepero consiguió su objetivo: Hacernos disfrutar con su música y algunos recordaremos por lago tiempo esta noche en la Bienal.

Enhorabuena.