Aquella primera Fiesta de la Bulería de Jerez

Corrían últimos años de la década de los setenta del siglo pasado, cuando se organizaba y se ponía en marcha el tercero de los festivales flamencos más antiguo de España. Y aquella primera cita tenía que ser memorable. Tal es así, que lo más granado del panorama flamenco de la época, participó en el evento que se celebró el primero de los días del mes de septiembre el año 1967.

El Cine-Terraza ‘Tempul’ fue el lugar escogido para bautizar un evento que enarbolaba el cante de Jerez y bebía la Copa rebosante del fruto de la marca de identidad de la tierra borbórea y del que, buceando por la red de redes, hemos encontrado el cartel de aquella primera cita, como pueden ver en la fotografía que adjuntamos en esta noticia.

A partir de ahí, diferentes emplazamientos ha ido acogiendo la Fiesta de la Bulería. Del Café-Tempul, pasó al Parque González Hontoria y después al extinto Estadio Domecq para asentarse por largo tiempo, posteriormente, en la Plaza de Toros y, desde este año, pasar a la céntrica Plaza del Mamelón. Pero eso no es lo que nos ocupar ahora. Lo que nos ocupa es aquel viejo cartel, desgastado por el tiempo, como pueden ver, que contiene un elenco que hoy no habría dinero suficiente para pagarlo.

Encabezado por las hermanas Fernanda y Bernarda de Utrera, Trini España y Antonio Núñez ‘El Chocolate’, junto a ellos también participaron cantaores las figuras de Tío Borrico, El Batato, Diamante Negro, Paco Laberinto, Parrilla, Fernando Gálvez, Manolo Jero, Los Cayos Reales, El Mono, Tía Juana la del Pipa, El Pili, Eduardo Méndez, Mariquita Soleá, las Hermanas Márquez, Juanele y Torrito. En lo que respecta al toque, este estuvo cargo de Pedro Peña y los hermanos Juan y Manuel Parrilla.

Si se fijan ustedes bien, en la parte baja del mismo, se puede observar como ya en aquella época se les daba sitio a los jóvenes valores y, de forma difusa, se pueden leer los nombres de Vicente Soto (Niño de El Sordera), Diego (el de la Tomasa) y el incombustible Diego Carrasco.

Sin duda alguna, es una estampa histórica de una ciudad que ha vivido y esperamos que vuelva a vivir, tiempos mejores.