Magnífica clausura de los Viernes Flamencos

Con un recuerdo a David Lagos, reciente ganador de la Lámpara Minera de La Unión, por parte de Andrés Cañadas, que ejercía de maestro de ceremonias, comenzaba la última de las citas de los Viernes Flamencos que acoge el Alcázar de Jerez durante el mes de agosto, donde casi tres cuartos de aforo pudo disfrutar de una magnífica noche de cante, toque y baile.

Sin romper la tónica habitual de combinar juventud, experiencia y veteranía, la bailaora jerezana Yéssica Brea fue la encargada de aperturar la noche, escoltándose  del cante de Gema ‘La Cantarota’ y Juan Murube y el toque de Miguel Salado. Por alegrías, buscando constantemente la complicidad con su atrás, conectó con el público y no desaprovechó la oportunidad de mostrar sus capacidades, dejando fuera las prisas y tratando de marcar bien el paso. Por tangos su escolta le dio cobertura al cambio de vestuario y la reina de los cantes, la soleá, fue la protagonista para el cierre de su intervención en la que el repertorio de replantes y buen soniquete marcaron la columna vertebral del la pieza.

Por su parte, la Tina Turner del flamenco, Tía Juana la del Pipa fue la encargada de clausurar los encuentros cantaores del ciclo flamenco. Con la guitarra de Antonio Jero, que volvía a subirse a un escenario casi después de diez años, una de las damas del cante que tiene Jerez volvió a embaucarnos dentro de esa voz rajada y dura que la hace tan singular. Por siguiriyas, que pueden ver en el video de esta noticia, nos metió en calor para eclosionar con unos tientos-tangos marca de la casa y unos fandangos lacerantes antes de un cierre por bulerías al que le tuvo que hacer un bis. Enorme Tía Juana y enorme también Antonio Jero, del que nos alegramos no saben ustedes cuanto que vuelva de nuevo a los escenarios.

Tras el descanso de rigor, y con el cuerpo envalentonado tras la intervención de Tía Juana y Antonio Jero, el plato fuerte de la noche llegaba desde Cádiz. El premio ‘Desplante’ de La Unión en 2013, el bailaor Edu Guerrero, volvía de nuevo a Jerez a mostrar la evolución de su baile y su forma de interpretar el flamenco. Con el cante de Miguel Rosendo y Emilio Florido y el toque del jerezano Paco Ibáñez, el bailaor gaditano jugó a caballo ganador con la escolta.

Por siguiriyas, con movimientos y arqueos imposibles, jugó con las formas y gestos galvanianos y dio una demostración de velocidad y limpieza de pies importante sabiendo plantarse en el sitio. Con unas alegrías rematadas en bulerías de Cádiz el atrás cubrió el cambio de vestuario y, con un traje corto de damasco nazareno y oro, la caña entró en acción con otro recital de movimientos. “Vaya tela cómo ha evolucionado este tío” se llegó a escuchar en el patio de butacas y no les faltaba razón porque Edu Guerrero lleva marchamo de artista grande en esto del flamenco y además sabe acompañarse bien atrás, cosa que es fundamental si se quiere ser alguien en el baile.