Flamenco mix en el Alcázar

La segunda de las citas que el flamenco tiene cada viernes con Jerez, nos traía en esta ocasión un mix de estilos donde el baile de nuestra tierra y choquero se mezclaría con el cante de la bahía. Saray García y Antonio Molina ‘El Choro’ serían los encargados de la punta y el tacón, mientras Juan Villar con la guitarra de Periquín ‘Niño Jero’ complementaron la noche de cante y toque de vieja escuela.

Bajo este nuevo formato, donde prima el baile por encima del cante y el toque, la encargada de abrir plaza, o más bien patio, fue la jerezana Saray García. Escoltada por el cante de Tamara Tañé, El Quini y Manuel de la Nina y la guitarra de Pepe del Morao, por alegrías le echó valor al primer envite. Embutida en una bata de cola se sumergió en el mundo de unas cantiñas y alegrías que fueron de menos a más. Atemperándose conforme pasaba el tiempo y tomaba mando en plaza, la bailaora jerezana fue encontrando la comodidad necesaria para conectar con el público. Tamara Tañé estuvo de bien p’arriba con su cante, al igual que Pepe del Morao que dio cobertura al cambio de vestuario con un solo por bulerías marca de la casa.

Por siguiriyas, ya con la tranquilidad de tener la oreja del primer toro en la mano, Saray García estuvo con un marchamo más relajado. Sin dejarse los pies atrás, fue jugando con los silencios y remató airosa el toro del dolor presente del cante del lamento que le enviaban desde el atrás. Bien la bailaora jerezana, que tiene mucho camino por delante, aunque debe aprender aún a mandar con sus pies, que deben ser los únicos que deben sonar y sobresalir por los micros de suelo que hay en cualquier escenario.

Desde Cádiz, y con su inseparable Periquín ‘Niño Jero’, el cante de Juan Villar tomaba el relevo del baile. Todo un referente de los años 80 y 90 del cante de la Bahía tomaba posesión del escenario y nos dejaba el cuerpo como cuando se está apurando una copa de vino y no quieres que se acabe. Hay que saber degustar esos momentos y eso fue lo que hicimos. En la soleá por bulerías, los tangos que pueden ver en el video de esta noticia, los fandangos y las postreras bulerías llenas de letras que ya son un clásico y un identificador del cantaor de los Jinetos, estuvieron magníficamente escoltadas por la guitarra enduendada de Periquín Niño Jero.

Tras el preceptivo descanso para aliviar el apetito, llegaba el plato fuerte de la noche. Desde Huelva, Antonio Molina ‘El Choro’ expuso sobre el escenario del Patio de San Fernando, y con la torre octogonal por testigo, que el baile masculino tiene aún mucho recorrido en el flamenco. Con un estilo que recoge la velocidad y electricidad del baile farruco y gestos, posturas y posiciones corporales del Galván más flamenco, dio un recital espectacular de baile por siguiriyas y alegrías. Magníficamente acompañado por Pepe de Pura y Moi de Morón al cante, y la guitarra de Juan Campallo, el bailaor onubense no se dejó nada en el camerino y desplegó un baile que, desafortunadamente, no tenemos la ocasión de ver con la asiduidad que nos gustaría.