Cante jerezano para el frío gaditano

Parece que los elementos este año no quieren que disfrutemos de la plenitud del flamenco en los Jueves de Cádiz. Si bien la semana pasada fue un error de montaje en el suelo acústico el que nos privaba del baile, en esa ocasión el poniente, tan bien recibido y añorado otras veces, hizo de las suyas y provocó que más de la mitad del aforo del Baluarte de la Candelaria se marchara antes de tiempo en la segunda de las citas que ha programado en este ciclo la Peña Flamenca ‘Enrique El Mellizo’. Una pena que se quedara en media entrada un cartel de “no hay billetes”, donde el cante y el toque de Jerez iban a ser los protagonsitas junto con el baile granaíno.

Los valientes que resistieron y aguantaron la gélida noche, donde algun que otro asistente hasta se arropó con los manteles de las mesas, obtuvieron la recompensa de la entrega y buen hacer de un elenco que combinaba veteranía y juventud. Desde la plenitud cantaora de Jesús Méndez, pasando por la entrega de Ezequiel Benítez y las formas de Lucía Álvarez ‘La Pîñona’, con Lorenzo Gálvez ‘Ripol’ encontrabamos el equilibrio necesario de la noche.

Jerez no es solo bulerías, como demostraron los integrantes del elenco de ayer. Jerez es bastante mas que los doce tiempos que marcan el latir de una zona cantaora. Con Ezequiel Benítez quedó patente la versatilidad cantaora a través de milongas y malagueñas de buena factura, una soleá donde marcó los tiempos como Dios manda y unos fandangos donde recorrió el repertorio jerezano.

Por su parte, el baile tiene una cita ineludible con el universo de las cantiñas y alegrías. Lucía Alvarez ‘La Piñona’ rindió pleitesía a la tierra que pisaba en el primero de sus bailes y en el segundo, tras unos tangos de su atrás para cambiarse de vestuario, Pepe de Pura, Moy de Morón y Fran Vinuesa a la sonanta, le dieron el cobijo necesario a la siguiriya con la que clausuró su intervención y entrar en los minutos de receso para aliviar el hambre, la sed y el frío.

Lorenzo Gálvez ‘Ripol’ fue el encargado de tratar de meter al público en ambiente. Dificil tarea se le presentaba al cantaor jerezano acompañado por Manuel Valencia a la guitarra. Buscó el compás de las cantiñas como aliadas, se dio un paseo por Santiago en una Soleá por Bulerias y trato de buscar la conexión en una larga siguiriya antes de rematar por bulerías, con un público que estaba mas pendiente de resguardarse del frío que de otra cosa.

Ante tal situación, cuesta arriba se le presentaba a Jesús Méndez la tarea de poner clausura al segundo Jueves Flamenco. El continuador de la una de las sagas cantaoras mas importante de cuantas Jerez ha dado se encomendó a la memoria de Mariana Cornejo y refrendó su estatus de primer nivel  en el panorama actual. Con su inseparable Manuel Valencia, ya conforma junto a él una de las parejas inseparables del flamenco, desplegó todo saber cantaor y se fajó con todos y cada uno de los tercios de la soleá por bulerías, de las siguiriyas, de los fandangos y de las bulerías en las que se cantó y bailó y consiguió que el frio pasara a un segundo plano.

El calor de su cante fue suficiente para que nos encaminaramos de camino a casa con la recompensa de que la espera y aguantar el tirón del frío, que nos regaló el poniente. merecieron la pena. Y si no que se lo pregunten a mas de uno que echó en falta una bufandita en Cádiz la noche de ayer.