Flamenco sin aditivos

Con el compañero Fermín Lobatón ejerciendo de maestro de ceremonias, y resaltando la figura de David Carpio y la importante trayectoria profesional que ya posee en su currículum pese a su juventud, quienes tuvimos la suerte de poder ver en directo la actuación en la que se grabó ‘Mi Verdad’, el disco que presentó en la noche de ayer el cantaor jerezano David Carpio en Los Claustros de Santo Domingo, tuvimos la ocasión de revivir de nuevo, como si fuera un ‘deja vu’, aquella tarde en el Palacio de Villavicencio durante Festival de Jerez, pero en un espacio escénico distinto.

Desde los pregones de inicio, hasta las bulerías donde todos y cada uno de los miembros del séquito pasaron por la piedra y echaron su baile, las dos horas de duración del espectáculo se nos hicieron tan cortas que no creíamos que las manillas del reloj hubieran contado las horas de forma tan rápida. “Esto es flamenco del bueno” le arengó un espectador viendo la cercanía de la clausura. Y no le faltaba razón a la señora. Ninguna.

Arropado de nuevo por la guitarra de Manuel Valencia, que está en un estado de forma artístico envidiable, el cantaor jerezano contó con la participación especial de Gerardo Núñez, con quien realizó unas majesutosas cantiñas llenas de soniquete, y de Andrés Peña quien desplego su baile por soleá, para darle cuadratura a un círculo cuyo epicentro giraba en torno al flamenco de verdad.

David Carpio no se dejó nada en casa. Sabe y le gusta de arroparse por compañeros que le llevan en volandas dentro de su compás y también gusta de arriesgar en sus propuestas entrando en terrenos que no son los habitualmente escuchados sabiéndole dar el sitio a los suyos, cosa que es tan importante o más como las cualidades propias para desarrollar su cante. Por ello, fue capaz de alcanzar momentos de gran brillantez durante su intervención y que pueden ver en el video resumen de esta noticia.

Casi tres cuartos de aforo tuvieron el privilegio y supieron degustar hasta el último momento una magnífica noche de cante, donde se alinearon todos los elementos necesarios para que quien no estuviera presente perdiera una magnífica oportunidad de disfrutar de cante grande, de cante sin conservantes ni colorantes, de cante de verdad.

Enhorabuena tocayo.