La crónica del Viernes Santo

Hay más de un Viernes Santo dentro del Viernes. ¿Más de dos? ¿Más de tres? ¿Cuantos? Ni idea. Pero los hay. Quizás, tantos, como amantes de esta jornada grande de nuestra Semana Mayor. Porque los focos apuntan al Miércoles, pero el Viernes.. ay.. el Viernes.. Día de mantillas -pocas- y corbatas negras -cada vez más-. Día de saetas apagadas, y también festeras. Día de andares reposados, y que se vea lo que se pueda. Día de calle Larga, y de Porvera.. y de intentar sentarse también donde se pueda.. y cada vez que se pueda.

Un día que igual vive rumores de barrio en Las Viñas y San Telmo, que luego calla silenciosa y respetuosamente, al paso de las cofradías que viven en estos rincones. Un día de elegancia caminante con Loreto, y de todavia escuchar que alguien pregunte.. "¿pero Loreto no vestía de blanco y lila?"

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Un día que empezó con el cielo nublado desde que la Yedra escondió su hechura, y que a pesar de la ausencia de lluvias, no nos dejó ver el sol en ningún momento. Quizás por eso, la tarde pareció mas propicia para ver salir a la Piedad, que para ver al Cristo. Todo era más opaco. Más apagado. Más gris.. y menos luminoso. ¿Fue por eso mismo, por lo que el Cristo se recogió antes de su hora? Cristo y punto. Como siempre.. pero este año más serio. Más solemne. Más en cofradía de Viernes. Inmenso por calle Larga.

Antes, Exaltación. Un barrio de nuevo en peregrinación con su cofradía, orgulloso del pedazo de paso de misterio que les está quedando. Un magnífico paso que va poco a poco, pero que va.. y junto al que pudimos saludar, una vez más, al buen amigo Fernando Aguado, artista culpable de tantas buenas cosas en esta 'nueva y remodelada' hermandad.

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Loreto. Bien. Sin problemas. Salen, van a Catedral.. y vuelven, derrochando majestad sencilla.. y elegancia. Mucha elegancia, ya con un cortejo morado, y no "blanco y lila". Nuestra más sincera felicitación, y nuestros mejores deseos para el futuro, a ver si en Palacio les desbloquean de una vez, su proyecto de nuevo paso para la Virgen. A ver..

Detrás, Soledad. Otro referente indiscutible y jerezanísimo. Una cofradía que por fin pudo cruzar el centro sin tener que revirar hacia Porvera en el Monumento a las Cofradías. Se notó además, y no solo en la tranquilidad con la que cruzó hacia Catedral, sino también en la alegría que derrochaba la cofradía.. a pesar de que el Viernes invita antes a otras cosas. En fin. Reflexión interna, compartida por muchos.. y así lo reflejamos..

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Y por último, tras cuatro años de nubes y de suspensiones, lo mejor del día. La Piedad. ¿Por qué? Por muchas cosas: porque por fin salió a la calle, y eso ya es para destacar. Porque vació en nueve horas, los llantos acumulados en todo este tiempo. Porque nos retrotrajo sin complejos, a la Semana Santa que conocimos alguna vez.. y porque su paso de palio, es absolutamente arrebatador. ¿Lo de las cornetas tras la Urna? Pues hubo para todo. Simplemente, no desentonaron. Aunque quizás.. quizás.. es que todo sucumbe ante el abrazo más bonito de la Semana Santa. ¿O no es así, lo que ocurre bajo el palio de las hermanas Antúnez?

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