La crónica del Lunes Santo

La Semana Santa es como un lienzo en blanco que cada año recibe nuevas pinceladas que le dan matices diferentes. Ayer ese matiz nuevo era la hermandad de La Paz de Fátima, que se estrenaba en el Lunes Santo para reinventar nuestra Semana Santa.Ya por la mañana el viento trajo nubes y las nubes, agua, poca, pero la justa para estropear las ilusiones de un año. Afortunadamente los partes decían que a eso de las cuatro de la tarde el cielo abriría, y no se equivocaron, lo que llenó de gozo y alegría a todas y cada una de las hermandades de la jornada. Publicidad Desde Fátima, La Paz demostró por qué se ha ganado ocupar una plaza en la jornada del Lunes Santo. Un nutrido cuerpo de nazarenos, cercano a los 200, ordenados y elegantes, puso en la calle la hermandad en su primera estación de penitencia hasta la Catedral. Junto a ellos, 19 miembros del Cuerpo de Bomberos, hermanos honorarios, que lucieron su uniforme de gala, y cerrando la procesión, la guapa Virgen del Refugio, repartiendo bendiciones por el barrio de la Constancia. Estreno de sobresaliente, y a partir de ahora mucho trabajo por delante, ya que lo que ayer vimos en la calle tuvo muchas cosas cortitas, que ahora habrá que ir finalizando para diseñar la cofradía grande que se presupone a este futuro. Publicidad Por San Marcos, Jesús de la Cena volvió a impartir la Eucaristía entre izquierdos y costeros. Los hombres de Martín Gómez volvieron a demostrar por qué son una de las cuadrillas más completas de toda la Semana Santa, y a destacar que la hermandad decidió antes de salir coger a la vuelta por José Luis Díez para evitar una posible ‘mojá’ como el año pasado. Por cierto, maravillosos el palio de la Paz por Tornería, demostrando una categoría exquisita a las órdenes de Miguel Jaén.La Candelaria vive este año una jornada histórica por eso de que en verano el misterio participará en el Via-Crucis que se celebrará en Madrid con el Papa de testigo de excepción durante las Jornadas Mundiales de la Juventud. Allí lo hará sólo con el Señor y la Verónica, tal y como salía hace unos años. Ayer, la hermandad derrochó categoría a raudales, como corresponde a una cofradía de barrio. Por cierto, que la Agrupación de la Sentencia, banda que acompañó al Señor de las Misericordias, con motivo de su aniversario llevó los cinco banderines que han lucido a lo largo de su historia. A todo esto, nos quedamos con un momento especial, cuando al llegar a Rafael Rivero sonó la marcha 'Campanilleros de Utrera', sin duda un homenaje a esta historia musical, la que la cuadrilla bordó con su andar siempre de frnte. Y por cierto, hablando de aniversarios, en el llamador de la Candelaria, treinta años también para José Luis Erdosain como capataz, ahí es nada, lo que se dejó sentir y cómo, en la magnífica sinfonía que otra vez fue el palio de la 'Reina de la Plata'. Publicidad Por Madre de Dios, Amor y Sacrificio ponía la nota ascética a la jornada del lunes. Lejos de la estética barroca andaluza, los aires castellanos y el soniquete del Santo Rosario volvían a invadir el flamenco barrio de San Miguel. A destacar un año más el nutrido cortejo que puso en la calle la hermandad, muestra de la devoción que despierta la dolorosa de mirada perdida, y a destacar también la mucha gente que esperó a la cofradía en la Cruz Vieja, y cómo no, la saeta de Juan de la Bárbara. Publicidad Y en la Catedral, el Cristo de la Viga se ponía en la calle con honores de alcalde, portando en su paso el bastón de mando de la ciudad en lo que fue la recuperación de una tradición perdida hace 40 años. Una hermandad que cada año nos aboceta apuntes de cofradía romántica, y que es dueña de un itinerario de ida ciertamente hermosísimo. Bien el Cristo, sobrio y elegante, y precioso el palio, una vez más, como no podía ser de otra manera...