Por derecho, por Jerez

La raíz y la pureza del flamenco son el norte y la guía, el alfa y el omega, del baile de Carmen Herrera. Un espectáculo suyo en la capital mundial del baile en estos días, no podría llamarse de otra manera, ni empezar de otro modo que con la leyenda de que “Si Dios no hubiese creado Jerez, el flamenco estaría huérfano de padre o de madre”. De estas jerezanas maneras, se nos presentó en la Sala Compañía para clausurar la jornada, homenajeando a quienes la han fraguado como artista, trayendo consigo todo cuanto bueno tiene el cante, el toque, el compás y el baile de la tierra que la vio nacer.

Sin olvidarse de ninguno de los suyos, acompañada por el cante de Jose y Alfonso Carpio ‘Mijitas’ y Luis Moneo, el toque de Domingo ‘Rubichi’ y el compás de Luis de la Tota y José ‘Rubichi’, la bailaora jerezana no se anda con rodeos y, vestida de corto, se faja con unos martinetes que marcan el territorio denominación de origen Jerez. No hacen falta estridencias o cajones cuando unos pies suenan a música. Sin nada que la enmascare, solo compás de palmas y cante, mucho cante, Carmen Herrera consigue que el precio de la entrada haya valido la pena.

Con un toque añejo a la vez que imperial de Domingo Rubichi, reclama el cante de Luis Moneo y Alfonso ‘Mijita’ que llaman a Carmen Herrera que se presenta con bata de cola salmón y comienzan unas aceleradas cantiñas. Pasando de ir a mil por hora a una velocidad de crucero tras la escobilla, consiguen sacar de la bailaora un buen cierre en este baile tras el que llegó una ronda de fandangos, por parte de los cantaores, con los que pudo tomar un respiro y cambiar el vestuario.

La Plazuela no solo es Chacón, Manuel Torre, Agujetas o la Paquera, la Plazuela de Jerez es también copla y, con el piano de José Zarzana, junto a su inseparable José ‘Mijita’, la zambra se hizo presente en la Compañía. Recordándonos esos dúos de cante y baile que Manolo Caracol y Lola Flores hicieran universales, Carmen Herrera y el menor de los ‘Mijita’ nos transportaron a esos tablaos y escenarios del mundo que pisaran dos de los artistas más grandes de todos los tiempos.

Si mil niños tuviera, el primer principio que les enseñaría, sería injuriar sobre cualquier bebida insípida y darse por entero al Jerez. Y Jerez, que es capaz de encarnar en el vino sus cantes, tiene a la Soleá por Bulerías por columna vertebral y estandarte. En este baile, esta tierra concentra lo mejor de sus botas, lo mejor sus raíces y lo mejor de sus genes. Un recital de desplantes, de buen gusto, de movimientos armónicos y de compenetración del baile con el cante, el toque y el compás, consiguieron levantar al público de sus asientos.

No se puede bailar más enraizado, ni más emplazuelado, que en la noche de ayer en la Compañía y, si para colmo, en el fin de fiesta consiguen que el patriarca de ‘Los Mijitas’ vuelva a pisar un escenario después de muchos años, ‘Raíz y Pureza’ concentra, dentro de su hora y cuarto de duración, la esencia del flamenco con denominación de origen Jerez.