Repicando a gloria en la Bahía

Realizando un homenaje a ese flamenco que en Cádiz está perdiendo respecto a otras disciplinas musicales, se presentó Alberto Sellés en la Sala Compañía con ‘Las Campanas del Olvido’ en la última propuesta del a jornada en el Festival de Jerez. Acompañado por un David Palomar, que estuvo enorme y generoso, por la guitarra mozárabe de Rafael Rodríguez ‘Cabeza’ y el soniquete marinero de Diego Montoya  y Roberto Jaén, el bailaor isleño mostró las credenciales de por qué Rafaela Carrasco confía en él como bailaor de su mandato al frente del Ballet Andaluz de Flamenco.

Desde el inicio, con la salida en unas tonás, en las que David Palomar nos recordaba los peligros de comer de mano ajena, el de San Fernando ya hizo que el precio de la entrada mereciera la pena pagarlo. Sin miedo a la ausencia de más escolta musical que el cante y las palmas, la siguiriyas se hicieron presentes en el escenario. Mano a mano, Palomar y Sellés, Sellés y Palomar, nos metieron en el cuerpo la sensación de que íbamos a disfrutar de lo lindo, y lo consiguieron.

Y lo consiguieron, cantando, tocando y bailando. Juntos y por separado. Cada uno tuvo su momento en el diseño de  espectáculo realizado por Faustino Núñez. Tras la siguiriya llegó el turno de recordar al Mellizo, por media granaína y malagueñas, David Palomar no se escondió ni dejó nada en Cádiz y se trajo su cante a Jerez para demostrar que es el principal valedor de esa comarca cantaora en la actualidad.

El plato fuerte del intermedio tenía una cita obligada con las cantiñas. No podía ser de otra manera. Vestido de corto, reivindica el baile gaditano por excelencia al que le engarza una soleá en la que, tras la salida de La Perla, nos recuerda David Palomar que el flamenco no es cosa de juguetes y aunque toquen al arrebato las campanas del olvido, en Alberto Sellés y en él hay dos pilares sobre los que pueden sostenerse las murallas de Cádiz.

Con unos acompasados tientos va llegando el final. Qué rápido pasa el tiempo cuando lo que se ofrece tiene calidad. Palomar y Rafael ‘Cabeza’ juegan con el 4x4 para llamar justo en el cambio al baile recordando las letras de Los Jinetos. Tangos que pasan a ser bulerías de Cádiz en un abrir y cerrar de ojos en los que terminan haciendo una rueda de cante y baile y, como postre y de regalo al público, a compás de tanquillos se dan una vueltecita por el patio de butacas que hace que le público participe en la despedida.

Magnifico sabor de boca el que dejaron estos cinco artistas que pisaron la Sala Compañía, a los que hay que cogerles la matrícula y no perderles el rastro porque, si el que está arriba quiere, nos van a hacer disfrutar de muy buenos momentos como el vivido en la noche de ayer.

Enhorabuena.