Una gala para guiris

El que tenía que ser uno de los paltos fuertes del festival, hizo bueno el refrán de “noche de expectación…” bueno ya saben ustedes como acaba el refrán. Un espectáculo que va a girarse por toda la geografía de Estados Unidos en el Flamenco Festival y que, para ellos, lo mismo resulta interesante pero, aquí en Jerez y más en su Festival, serviría como cierre de curso de alguna de las academias de baile que tenemos repartidas por nuestra ciudad.

Si el espectáculo tiene la pretensión de elevar a lo máximo al flamenco, esta pretensión solo se queda a mitad de camino, al intentar entremezclarlo con el baile español de forma forzada y desconcertante, al converger prácticamente todo en un mismo compás sin ceñirse al palo que se está bailando.

De los ocho pasajes de los que se compone la Gala Flamenca, solo se pueden salvar de la quema las alegrías de Jesús Carmona, con las que puso en evidencia al resto de compañeros, al  apretarse los machos y demostrar por qué ha sido primera figura del ballet nacional, y algunos pasajes de Antonio Canales, tanto por tangos como en el auto fin de fiesta que se regalaron, que tiro de experiencia y veteranía para salir airoso de su compromiso con Jerez. Un fin de fiesta donde Jesús Carmona volvió a estar enorme en su turno con un recital de desplantes buleaeros. Esos y solo esos, fueron los únicos momentos salvables de la noche donde, por lo menos, tuvimos algo interesante que llevarnos como recuerdo positivo.

Artistas y calidad había sobre el escenario, eso que vaya por delante pero, por mucho que guste en el extranjero la velocidad de pies como si un martillo percutor estuviera poniendo a prueba las puntillas de las tablas del proscenio, o que los bailes no tengan nunca fin repitiendo las salidas una y otra vez como en la soleá por bulerías de Carlos Rodríguez o la seguiriya de Karime Amaya, o que no importe que las batas de cola de las tres bailaoras tropiecen una y otra vez con las guitarras durante los caracoles, en la tierra del compás y el replante, en Jerez, al baile flamenco hay que dotarlo de alma y esta, anoche, no quiso salir de casa. Por cierto, si Gallardo y la Paquera levantaran la cabeza… mejor vamos a dejarlo aquí porque hay homenajes que mejor no hacerlos, y hay galas que lo mejor es exportarlas con un lacito.

En definitiva, la Gala Flamenca es un espectáculo del que esperábamos muchísimo más de lo mostrado en la noche de ayer en el Teatro Villamarta. Una pena.