La superheroína del mes

Ha nacido una nueva superheroína en las redes sociales. Su intervención es viral y va saltando estos días de aparato en aparato electrónico hasta llegar a casi a las 200.000 reproducciones. Pronto la politizarán. O la callarán abruptamente aceptando su sencilla demanda: una licencia para vender en el baratillo de Cádiz. O también podrán sacarle trapos sucios o desprestigiarla en algún debate corrosivo en la TDT Party. Su imagen ya es pública y notoria, y habrá quien la convierta en nuevo mascarón de proa de los indignados o quien la satanice por atentar contra el statu quo haciendo escraches a políticos en los plenos. Se llama Inmaculada Michinina y es gaditana. Sólo lleva antifaz en carnavales porque es una superheroína a cara descubierta. Dice verdades como puños a plena luz del día e implora (aunque no debería) a los que mandan, se llamen como se llamen, que le dejen tener dignidad. La pintarán como una Ada Colau cualquiera y lo mismo algún partido la llama para que milite con protagonismo en los carteles, pero ella sólo pide poder llenar la nevera y darle de comer a su hija honradamente. Como tantos otros sacudidos por una crisis de la que nadie se entera y que interesa a unos cuantos. Porque como dice El Roto en una de sus magistrales viñetas: ‘Los pobres se estaban haciendo ricos. Por suerte pudimos pararlo’. Son 3 minutos y 58 segundos crudos y con dos ovarios para decir las cosas claritas y a la cara a unos políticos que hacen como que nos oyen pero que no nos escuchan. Si el ejemplo de Inmaculada prospera, van a empezar a temblar. Pronto ya no habrá quien se calle una. Si pasa lo que viene pasando en estos malos tiempos para la lírica, su voz quedará muda y su grito pidiendo dignidad quedará relegado a unas cuantas miles de reproducciones en Internet. Una anécdota más dentro del rosario de arrojados que se atrevieron a desafiar al poder del pueblo pero sin el pueblo.