Migue Benítez habría cumplido hoy 30 años

20/06/13 +Jerez Jesús Sánchez

El cantante jerezano Migue Benítez habría cumplido hoy, 20 de junio, 30 años de edad. El 6 de julio de 2004, con sólo 21 años, una parada cardiorrespiratoria se llevó al que fuera cantante de Los Delinqüentes.

Coincidiendo con la publicación de un disco-libro póstumo editado por su hermano Manu (‘Cómo apretar los dientes’, 2010) la revista XEREZMANÍA le dedicó su sección Xerecistas con Arte, para homenajear a Migue y, a su vez, conocer el legado que nos dejó y que en aquel entonces sacaba a la luz su hermano, con canciones inéditas y colaboraciones de diferentes artistas.

Este es el texto completo, publicado en el Nº 49 de la Revista XEREZMANÍA:

Xerecistas con Arte

Migue Benítez. Disco-libro póstumo: ‘Cómo apretar los dientes’

Textos: Jesús Sánchez. Fotos: Archivo de Manu Benítez

El 6 de julio de 2004, con sólo 21 años, una parada cardiorrespiratoria se llevó a Migue Benítez. Quien fuera cantante de Los Delinqüentes dejaba un legado artístico inédito que ahora, casi seis años después, su hermano saca a la calle en un disco-libro que homenajea al artista jerezano. Manu Benítez, con la ayuda de casi medio centenar de colaboradores, ha finalizado el proyecto que Migue estaba preparando: ‘Cómo apretar los dientes’ y ‘Matajare 9’.

Migue Benítez, junto al Canijo y Diego Pozo formó a finales de los años noventa el grupo Los Delinqüentes. Su primer disco, ‘El sentimiento garrapatero que nos traen las flores’ (2001) supuso un auténtico bombazo y se convirtió en Disco de Oro. Una gira masiva con participación en los grandes festivales de rock del país terminó por catapultar al grupo jerezano. A este disco le siguió  ‘Arquitectura del aire en la calle’ (2003) en cuya gira deciden parar hasta que el cantante Migue se recuperara de sus problemas de salud.

Sin embargo, los caminos se bifurcaron, principalmente porque “todos entendimos que Migue salió demasiado pronto del centro de desintoxicación, pero como él quería tocar decidió montar otro proyecto”, relata su hermano. Los últimos seis meses de vida, Migue estuvo dedicándose exclusivamente al proyecto de Matajare, que iba a ser su nueva banda, y para la que preparaba un disco triple que ahora el hermano mayor edita como homenaje.

Manu Benítez concedió a XEREZMANÍA el honor, aproximadamente un mes antes de la publicación del disco, de ofrecernos la audición del álbum al completo, una vez terminado. Además, quiso que fuera en un cerro situado frente a la laguna de Torrox, en el mismo lugar donde él paraba cada día antes de llegar al estudio de grabación para escuchar las maquetas y darle vueltas a las ideas que le surgían, “siempre respetando la idea original de Migue”.

Alrededor de cinco años de tiempo le ha costado a Manu Benítez cumplir con el deseo de su hermano. “Es su obra póstuma y ayudamos a Migue a sacar su última voluntad a la calle, a cumplir su trabajo cerrando un ciclo”.

Durante todo este tiempo, el hermano mayor registró las canciones, “para que lo suyo siga siendo de él” y afrontó el duro trago de tener que revisar sus cuadernos, notas sueltas y demás escritos que había dejado. Ahí se da cuenta que el disco debía acompañarse con un libro de poemas. “Él siempre recitó muchas poesías y vi que lo que íbamos a editar no debía ser sólo música, porque yo le había escuchado alguna vez decir que algún día sacaría un libro. El nombre me lo da cuando comienzo a revisar sus cuadernos porque lo dice hasta en dos poesías, que se llamaría ‘Cómo apretar los dientes”.

Unos dos años le llevó a Manu Benítez ordenar las poesías por etapas, que en el libro aparecen en sentido decreciente, desde que Migue tenía 20 años hasta que empezó a garabatear sus ideas con sólo 12.

Después del libro tocó meterle mano al proyecto del disco. Son 27 temas en total, que suponen a su vez veinte canciones y siete poesías que Migue dejó escritas sin música. Migue Benítez había escrito una carta a un productor musical contándole su proyecto de Matajare. Manu empieza por ahí, a hablar con discográficas, aun sabiendo de la dificultad añadida que presentaba un proyecto que, como él reconoce, es “muy raro”.

“Un disco que no está, unas maquetas que sí están pero hay que traer a la gente que debe acompañar, unirlos a todos… son gestiones mastodónticas para que te coincida todo el mundo. No es lo mismo que cuatro tíos se metan en un estudio y graben un disco en un mes”, observa Manu, quien durante una época fue manager de Los Delinqüentes, por lo que los fogones de la industria musical no le cogían de novato.

Después de dar muchas vueltas y atar los compromisos con los músicos ninguna compañía discográfica apostó por el asunto, con lo cual se iniciaron las grabaciones y, una vez finalizadas, “decidí crear mi propia discográfica, que se llama Matajare como Migue quería que se llamara su grupo, y he llegado a un acuerdo con EMI  para que haga la distribución y con El Volcán para la promoción”.

Antes de ver el producto final por fin, Manu afrontó cerca de dos años de grabaciones en los que ha encontrado muchas colaboraciones y apoyos. “En nombre de Migue quiero agradecer públicamente a todos los músicos su colaboración en este disco. Ha habido gente que él no conoció pero que admiraba a Migue, como Muchachito. Gente a la que Migue idolatraba, como Josele Santiago, Rafael Amador o El Torta. Y por supuesto también ha habido quienes compartieron carretera con él, caso de Juanito Makandé o sus compañeros de Los Delinqüentes”.

Precisamente, sus amigos han apoyado a Manu para acabar lo que Migue dejó empezado. “Ellos —Diego y Canijo- estaban al tanto del proyecto que Migue preparaba en solitario, lo que querían es que Migue estuviera al cien por cien. Todos estaban al tanto de los proyectos de los otros. Y después, cada uno puede fantasear con lo que quiera”, apostilla Manu para dejar claro que entre los músicos que han dado solidez al disco póstumo de Migue, precisamente están quienes compartieron con él la primera etapa de Los Delinqüentes.

Diego y Dani, habitual bajista de Los Delinqüentes, han colaborado intensamente con Manu en la producción del disco. “Dani era el bajista que Migue quería para los Matajare y Diego es el guitarrista que mejor entiende el sonido de Migue con la guitarra, él ha rescatado muchas maquetas que era imposible recoger. Prácticamente ha respirado igual que Migue con la guitarra. Cuando algo ha cojeado, en la producción han estado Dani y Diego, para hacerme ver si un compás o un acorde estaban fallando”.

En el estudio de grabación la labor desarrollada ha sido totalmente atípica, al tener que trabajar los músicos sobre maquetas de Migue con su voz y una guitarra, ni siquiera partiendo de un metrónomo. “Hemos tenido que idear un método de trabajo. No es lo mismo grabar varios músicos que alguien con una guitarra y cantando, porque al querer cubrir más huecos con la guitarra es como si hicieras también el bajo, la batería y hasta las palmas casi. Por eso ha sido muy difícil meter instrumentación a las canciones”, con el hándicap añadido del ritmo de la canción, que disminuía o aceleraba a criterio del autor.

La fidelidad al legado es una de las premisas de Manu en el homenaje a su hermano: “No hemos querido adulterar lo que él dejó. Si él grabó con una guitarra de 600 euros no íbamos a meter cajones de dineral, ni un bajo carísimo. No habríamos sido justos con él porque entonces Migue habría sonado a maqueta y los demás a músicos en un estudio con muchas posibilidades. Lo bonito de la música es que parezca que están todos juntos tocando en un estudio y eso es lo que yo quería salvar. Algún tema parece un directo, porque como Migue acelera, baja y sube de nuevo, el resto de los músicos se han visto obligados a responder así. Es atractivo haber conseguido ese aspecto de directo”.

Se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. En un disco tan extenso, diversos sonidos cotidianos de la vida de Migue han ido incorporándose, como su moto arrancando y marchándose por el carril de la casa de campo donde vivieron los dos hermanos o el ambiente del amanecer, con los pájaros cantando cuando Migue subía a la azotea a trabajar con su guitarra un tema que estaba componiendo.

El disco está repartido en tres bloques, que respetan los nombres que Migue les dio: verde, marrón y gris, colores que su hermano Manu no ha podido adivinar por qué eligió. El separador de cada bloque es el sonido de un receptor de radio, otra de las cosas que unió a ambos hermanos cuando eran pequeños y jugaban a ser locutores.

La afición por el Xerez siempre la tuvo Migue Benítez. Su hermano le recuerda de niño, cuando “yo estaba apuntado para practicar atletismo en Chapín y él me acompañaba, pero me dejaba corriendo y se iba a ver el entrenamiento del Xerez. Más tarde hizo amistad con Juan Pedro, que entonces jugaba en el Xerez. El Pirata creo que fue el primer fan de Los Delinqüentes cuando sólo tenían una maqueta”.

En el archivo adjunto pueden descargar la Revista Nº 49 de XEREZMANÍA en formato PDF.

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