Saetas en la Semana Santa de Jerez

Si bien es cierto que las Hermandades de Jerez cuando salen a la calle parece que les importa más bien poco la oración cantada que despiertan la devoción de sus imágenes titulares, aún quedan rincones en nuestra ciudad desde donde poder escuchar una de los saetas más genuinos e impactantes que existen, la saeta de Jerez.

Ese lamento, de petición o solicitud de ayuda, de promesa o plegaria, que llega del pueblo a compás de siguiriyas son parte del genoma humano de Jerez y su raíz flamenca y, desde aquí, os vamos a intentar llevar una guía de donde podremos encontrarnos con este cante que, en nuestra tierra, se escribe con mayúsculas y no se preocupen si la banda no se calla o si el capataz no para el paso. Últimamente, ya es casi normal que eso prime sobre el pueblo al que la hermandad pretende evangelizar con su salida procesional o estación de penitencia.

Nuestro recorrido no tiene lugar fijo ni horario establecido, se la pueden encontrar en cualquier rincón, esquina y calle, en Carrera Oficial o recorridos de ida o vuelta, si se la encuentran, disfrútenla. Si gustan de escuchar a saeteros, pagados o no, no olviden visitar el Domingo de Ramos el paso de la Hermandad del Transporte en su entrada y salida del Barrio de Santiago, el Lunes Santo la salida del paso de la Hermandad de Amor y Sacrificio y buscarla de nuevo, en su recorrido de vuelta, por calle Empedrada a la altura de la Peña Flamenca ‘La Bulería’.

El Martes Santo tiene tres enclaves fijos, la salida de la Hermandad de los Judíos de San Mateo y el paso de esta cofradía por la Plaza de San Lucas. La recogida ese día de la Hermandad del Cristo del Amor es otro punto donde siempre encontraremos saetas que nos vienen desde Sanlúcar.

Los platos fuertes nos llegan a partir del Miércoles, con Jesús de Prendimiento en la calle, en cualquier sitio puede salir un ‘ay’ por siguiriyas durante todo su recorrido, si bien es en la calle Ancha y en la plaza Rafael Rivero donde más expectación existe siempre. El Señor de la Salud y la Virgen de los Dolores en su recogida en la Plaza de San Lucas es otro punto interesante del día en el que la Semana Santa cruza su ecuador.

La ‘Noche de Jesús’ ha sido siempre la más protagonista y en la que las Hermandades más se preocupan por darle su sitio a la saeta. La salida de la Hermandad del Silencio en San Miguel es sobrecogedora, donde solo el quejío de la saeta acompaña la salida de los dos pasos. Más tarde, la Hermandad de Jesús Nazareno se echa a la calle y todo su caminar se ve envuelto de esa magia devocional ancestral que hace que los más grandes saeteros vayan a la búsqueda del Nazareno para cantarle, al igual que con la Buena Muerte en su caminar de vuelta por calle por-vera y ancha. La noche, ya amanecida, tiene una protagonista con la Virgen de la Esperanza volviendo a su templo por calle sol donde una plazuela enfervorizada arropa a la Virgen.

El Viernes Santo tiene nombre propio, El Cristo, por cualquier sitio desde que sale hasta que abandona la el Campillo, la Plazuela y San Miguel, es buen sitio para encontrarnos con saetas que, al igual que ocurriera en Miércoles Santo por Santiago, salen de cualquier rincón del barrio que sostiene al flamenco más ortodoxo con vida. En su caminar de vuelta, el Cristo y la Virgen del Valle tras llegar a la Cruz Vieja, es arropado por su gente y su barrio de nuevo para llevarlo a la Ermita donde recibe la visita de sus devotos durante todo el año.

David Montes
@Flamencomania