Niño de la Fragua, Adela Campallo y Montse Cortés cierran los Viernes Flamencos

El cartel de la noche era más que interesante y, sin embargo, poco fue el público que respondió a la llamada del último de los Viernes Flamenco. Poco más de media entrada registraba el Alcázar jerezano para asistir la clausura de este ciclo que supone la antesala de la Fiesta de la Bulería, que se celebrará el próximo día 8 de Septiembre.

Pedro Garrido "Niño de la Fragua" fue el encargado de abrir plaza y, ni corto ni perezoso, se planto ante el público comenzando su participación al son del yunque que le marcaba el ritmo de los martinetes, tonás y cabales con los que empezó a templar nervios y provocar los primeros ánimos "ole los que cantan mirando al cielo" se escuchó desde el patio de butacas. Tras el primer cante, reclamó la guitarra de Domingo Rubichi y presentó sus respetos e ilusión por estar en una cita como la de ayer noche dirigiéndose al público y expresando "el que canta como siente, es como el que da lo que tiene y aquí estoy dispuesto a entregarme en alma y corazón esta noche". Y no defraudó.

La sangre que le corre por las venas al "Niño de la Fragua" es made in Plazuela con denominación de origen y eso, en su cante, se nota a leguas. Tras unos tangos muy armónicos y acompasados, su voz brillante puso la guitarra al cinco por medio para dar vida a una seguiriya donde, ligando los tercios, le ganó la pelea sobradamente a este difícil palo flamenco que cerró con la famosa letra de "eran los días señalaitos de Santiago y Santa Ana". Continuó con unos fandangos naturales donde tuvo tiempo de acordarse del Gloria y cerró su actuación con unas bulerías de la Plazuela que arrancó de sus asientos al público asistente.

Con el buen sabor de boca dejado y con ganas de seguir disfrutando de más flamenco, le llego el turno al baile. En la noche de ayer llegaba desde Sevilla la bailaora Adela Campallo, a quien poca carta de presentación hace falta. Se arropó del cante de Enrique "El Extremeño" y Juan José Amador, el toque de David Vargas y Juan Campallo y la percusión de José Carrasco para dar vida a unas seguiriyas en primer lugar y una soleá posterior. En la seguiriya, "El Extremeño" comenzó con un cante de trilla a modo de introducción y le respondió Juan José Amador con una campera para, acto seguido, aparecer la bailaora en escena vestida de corto. Soberbia clase magistral de movimientos, fuerza, compás y velocidad de pies la que demostró con las seguiriyas la bailaora sevillana a la que, el público, no le correspondió como debiera. Tras el cambio de vestuario de rigor, suenan los compases de la reina del cante: la solea. Vestida de flamenca, de nuevo volvió a demostrar que es una bailaora de primera línea. Afortunadamente, el público supo reconocer el baile bien ejecutado y la variedad de recursos y replantes y despidió a Adela Campallo como se merecía: en pie.

Como siempre, tras el baile, llegaba el descanso previo a que Montse Cortes pusiera colofón a una noche que fue 'in crescendo' en todo momento. La cantaora de Barcelona, llegó acompañada de la guitarra de Paco Heredia y la percusión de Nene Carrasco. Cantes y formas diferentes a los que en Jerez están acostumbrados a escuchar empezaron a brotar de la voz de Montse Cortés. Calentó voz con unos tientos con compases transportados de guitarra y reclamó la presencia de los palmeros de la noche Ali de la Tota y Jose Rubichi para proseguir con una acelerada Solea por Bulería de tintes trianeros al igual que unos tangos donde comenzó a conectar con el publico. En esta tierra, no se puede despedir casi nadie sin cantar por bulerías y acordándose de Camarón y de la Perla, cerró su actuación Montse Cortés poniendo colofón a unos Viernes Flamencos que, durante todo el mes de Agosto, han dado vida al patio de San Fernando del Alcázar jerezano.