De luto por la muerte de Joselito... a la Macarena vistieron

En señal de luto por el Rey de los toreros, José Gómez Ortega “Joselito, El Gallo”, a la Macarena la vistieron de luto. Porque si no se cruza el toro maldito en Talavera, hubiese llevado los varales de oro como tenía en mente el diestro, que era Teniente de Hermano Mayor de la hermandad. Cuentan que tras una junta, Joselito preguntó a un hermano cuanto costaría un varal de oro para La Macarena porque quería costear lo que hiciera falta para que su Virgen llevara los varales de oro. Sí pudo lucir las esmeraldas, regalo del torero, que junto a Belmonte protagonizó una de las épocas más importantes de la historia de la tauromaquia. También cuenta la leyenda, que tras un éxito sonado de Belmonte, quisieron sacarlo en la parihuela de la que era su hermandad, El Cachorro, a lo que el párroco alarmado por tal sacrilegio dijo: “!Hombre si por lo menos fuera para sacar a Joselito!”. Publicidad Tal fue la conmoción a raíz de la muerte trágica de Joselito en Talavera el 16 de mayo de 1920, que decidieron vestir la imagen a la que tanto veneraba, de luto riguroso. Los funerales se celebraron en la Catedral de Sevilla y en San Gil, donde estaba por entonces la hermandad de la Macarena, dándose incluso cierta polémica en parte de la sociedad sevillana, por haber llevado sus restos, al primer templo hispalense, tratándose de un torero. Benlliure inmortalizó el féretro con un grupo escultórico genial, presente en el Cementerio de Sevilla, donde se puede apreciar la honda tristeza de todos sus allegados. Publicidad Pero existe una foto que resume todo lo que supuso la muerte inesperada de Joselito. Esa instantánea es la de Sánchez Mejías con el rostro marchito apoyando su cara llena de lágrimas en sus mano, que dejaba caer junto al cuerpo, ya sin vida, del más grande los toreros. Ignacio que era su cuñado no podía creer... no daba crédito a lo que veian sus ojos. Dicen que Belmonte nunca encajó esta muerte y que la sombra alargada de su amigo lo acompañó hasta el fin de sus días. En la cabeza de Juan estaba siempre presente Joselito, porque murió en la plaza alcanzando la gloria que Belmonte sentía perdida. Belmonte puso fin a su vida tras sacar la papeleta de sitio, de su Cachorro, donde hacia estación de penitencia como maniquetero, en el que es hoy dia paso de la Sagrada Cena de Jerez. El maestro Antonio Burgos recogió en un artículo, de forma genial, cómo esa papeleta de sitio se convierte en una entrada de oficio para entrar en el Cielo, al explicarle, dos monaguillos fisgones que quisieron ser toreros, a San Pedro, de quién se trataba. Publicidad En definitiva, ésta foto es fiel reflejo de la relación que siempre ha existido entre el mundo del toro y las cofradias. Devociones que son vitales para emprender el camino a la plaza. Rogativas de protección, en la soledad de la habitación, con cientos de estampas sobre la mesa. Creencias que se manifiestan minutos antes de liarse... al pasar por la capilla. Dejar una vela encendida. Imágenes que están bordadas en los capotes de paseo. Santiguarse y hacer una cruz antes de iniciar el paseíllo. José y Juan, siempre en el recuerdo. Publicidad