La circuncisión de Jesús

Ayer, 7 de diciembre, tuve el honor de presentar en El Hospitalito, sede del Museo Municipal de El Puerto de Santa María, “La pieza del mes”, acto al que asistieron la Teniente de Alcalde, y Delegada de Cultura Dª Eugenia Lara Valls, así como el director del Museo D. Miguel Ángel Caballero.

La pieza que ayer se presentó  es un azulejo que representa la Circuncisión de Cristo, perteneciente a una de las dos series de azulejos de Delft que conserva el Museo Municipal de la ciudad.

La introducción en Holanda por parte de  la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, de la porcelana china, sumamente delicada, hizo que a imitación de ésta, desde fines del siglo XVI se elaborase, sobre todo en la ciudad de Delft, un tipo de cerámica muy parecida en calidad al modelo chino. El fondo blanco de estaño permitió unos delicados dibujos en color azul, cobalto, que se convirtieron en símbolo de riqueza y buen gusto. A imitación de esta cerámica surgieron otras tan importantes e interesantes como las portuguesas o incluso algunos modelos de cerámica sevillana.

En el Museo Municipal de El Puerto de Santa María se conserva la que, probablemente sea la colección más importante de cerámica de Delft de toda Andalucía. Proveniente del Monasterio de la Victoria, hay dos series diferentes, una elaborada en Rottterdam y otra en Utrech, que suponen un importantísimo fondo. Cada una de las series está compuesta por imágenes del Antiguo y nuevo Testamento, hallándose expuestas actualmente un total de 69 azulejos. Dichos azulejos se encontraron en una cripta del mencionado Monasterio de la Victoria, desmontados y en gran parte destrozados, por lo que ha sido necesaria una laboriosa restauración, aún no finalizada, ya que aún permanecen otros muchas piezas pendientes de estudio y catalogación.

El azulejo escogido para esta ocasión ha sido la Circuncisión de Jesús, coincidiendo con las fiestas navideñas de este mes. No es esta escena de la circuncisión una de las que suela ser representada de manera aislada, sino formando parte de series de la vida de Cristo o de María. Era necesario, según la Ley de Moisés, que a los pocos días de su nacimiento todo varón fuera presentado en el templo con el fin de que el sacerdote procediera a la circuncisión. Este momento de cortarle el prepucio al niño suponía el entrar a formar parte de la iglesia judía y la aceptación de las leyes religiosas.

En las series del Nuevo Testamento, este hecho hay que ponerlo en relación con la naturaleza humana de Cristo, el cual, como todo varón, ha de cumplir las leyes. Sin embargo, en este pequeño azulejo, el pintor, de una extraordinaria ingenuidad y sensibilidad, sitúa sobre las cabezas una lámpara, que pendiendo del techo, ilumina la escena, simbolizando por medio de esta luz la naturaleza divina de Jesús. Es también destacable la actitud de la Madre. La Virgen María, de espaldas a la escena, muestra su tristeza ante el dolor que está sintiendo en ese momento su Hijo, al serle cortado el prepucio. De esta manera, el pintor intenta mostrar la prefiguración de lo que habrá de ser el gran dolor de María, cuando su hijo sea crucificado.

La escena no está muy definida en cuanto a los personajes que han de aparecer en ella. Aquí, San José y la Virgen están en un segundo plano, mientras que el sacerdote sostiene en brazos al pequeño Jesús, en tanto que otro sacerdote procede a practicar la circuncisión.

Tan sólo animar a todos y todas a realizar una visita al Museo Municipal de El Puerto de Santa María, ese gran desconocido, que estoy seguro, deparará más de una sorpresa a todos aquellos que estos días se acerquen por sus salas.