Reflexiones de un ingenuo

25/11/16 +Jerez Juan Félix Bellido

Permítanme ustedes una reflexión que a algunos puede parecerles atípica y a otros puede que les haga algo de cosquillas. Me explico. En 1983, traduje el libro del escritor, periodista y político italiano Igino Giordani, “Memorie d’un cristiano ingenuo”, que la editorial Ciudad Nueva publicó como “Memorias de un cristiano ingenuo”. Se trataba del primer libro de este autor que se publicaba en España. En estos días he encontrado una cita suya que me ha despertado la inquietud de volver a leerlo. Giordani fue para mí un maestro en aquellos años de mi juventud en que viví en Florencia y que siguió siéndolo hasta su fallecimiento por la sencillez de su imagen, por su integridad, por su aguda inteligencia y por su vida. E

n este tiempo, tan ocupados de mirar el estado de nuestro ombligo y enredados en tantos alambiques políticos locales y nacionales, en tanta confusión y tanta hojarasca, se nos desenfoca de nuestro punto de mira la situación de otros escenarios calientes con conflictos más agudos que los de aquí. Ahora mismo, en el mundo mantenemos veinte y tantas guerras, de las que nos ocupamos demasiado poco. Se nos hacen lejanas y ajenas. Por eso, se me revelan como importantes los textos de este hombre de paz, cuya coherencia le llevó a abandonar la política.

Recuerda en un capítulo de su libro, los años de la primera guerra mundial, para la que fue reclutado y en la que recibió una herida cuyas consecuencias –una cojera- le duraron toda la vida. Mientras contemplo el mapa de conflictos actuales, las palabras de este maestro del periodismo me sacuden, las palabras de este “cristiano ingenuo” del que su prologuista, el también político italiano Guido Gonella dice “cristiano sí, pero no ingenuo. A no ser que ingenuo quiera significar cándido, franco, sincero, hombre de bien, honesto, puro, espontáneo, natural, sencillo, no astuto, no socarrón, no malicioso, no intrigante, etc. Porque así fue precisamente Igino Giordani”.

La afirmación de Giordani en su libro es tan rotunda como sencilla: “Yo no entendía cómo podía dársele vida a un muchacho, hacerlo estudiar y sacrificarse para, finalmente, entrenarlo en un oficio que lo obligaría a matar gente anónima, desconocida e inocente; y él, a su vez, debía dejarse matar por gente a la que no le había causado ningún mal. Veía así lo absurdo, la estupidez y, sobre todo, el pecado de la guerra: pecado todavía más grave cuanto más se conocen los pretextos con los cuales se buscaba esa guerra, y la inutilidad con la cual se decidía emprenderla”.

Actual, aunque queramos mirar para otro lado y dejar acorchada nuestra conciencia. “¡Cuántas trompetas, cuántos discursos y cuántas banderas!”  Y confiesa, recordando aquellos años suyos en el frente europeo. “Todo ello producía en mi espíritu la repugnancia hacia aquellos choques, con gobiernos que, encargados del bien común, cumplían su deber matando a hijos del pueblo, a centenares de millares, y destruyendo y dejando destruir los bienes de la nación: el bien común. ¡Y qué cretino me pareció todo aquello! Y sufría por millones de criaturas, a las que, por fuerza se les hacía hacer creer en la santidad de aquellos homicidas; santidad atestiguada también por eclesiástico que bendecían cañones destinados a ofender a Dios en la obra maestra de la creación, a asesinar a Dios en imagen, a realizar el fratricidio en la persona de los hermanos…”.

Reflexiones de un ingenuo que nos ayudan a seguir creyendo en la utopía, y aún a encontrar trigo en medio de la paja. Y no es malo recordar que sin quitar importancia a nuestros problemas, en algún que otro lugar no es que haya sólo paja, sino que ésta está ardiendo.

Advertisement

Xerezmania Producciones S.L. ha sido beneficiaria del Fondo Europeo de Desarrollo Regional cuyo Objetivo es mejorar el uso y la calidad de las tecnologías de la información y de las comunicaciones y el acceso a las mismas y gracias al que ha implementado: Desarrollo de app móvil para la mejora de competitividad y productividad de la empresa. Esta acción ha tenido lugar durante 2018. Para ello ha contado con el apoyo del programa TICCámaras de la Cámara de Comercio de Jerez