"José Blas, y aquel niño del Hipercor" por Álvaro Ojeda

A principio de los años noventa, normalmente, el que suscribe acudía con sus abuelos a Hipercor. Aquel primer centro comercial de Jerez no contaba todavía con su párking de tres plantas ni su Corte Inglés que nos evitara ir a Sevilla de compras el día de la Patrona. Pues bien, justo por la puerta principal, esa que da a la avenida, la del pirulí con el logo creado por el desaparecido 'Don Isidoro', a la izquierda, donde ahora están los perfumes, se encontraba la librería donde luego comenzará mi historia.

Mi abuela disfrutaba comprando, mi abuelo se iba a los televisores a ver el partido de Canal Sur, y al niño... ese niño pesado e inquieto que lo que hacía era romper cosas con diez años.. no le gustaba ni una cosa ni otra. Un desastre.

Un dia, a mi abuelo le dio por pararse en esa librería de la que les hablaba antes; recuerdo que dije... "ojú que aburrimiento", hasta que mi abuelo me dijo... "mira esos libros de Semana Santa y quédate quieto ahí". El abuelo Pepe me los bajó de la estantería, y me los puso en suertes. Cuando terminé de visualizarlos, quise otro libro pero no veía a mi abuelo. En ese momento, un chaval "que no era gordito" pero que tenía la misma cara del pregonero de 2017, me preguntó si quería otro, y yo le dije que sí, que quería aqul que ponía 'Sevilla'. Y así, con esa mecánica, nos llevamos algunos años cada sábado, hasta que mi abuelo y mi abuela me recogían en la librería del Hipercor.

Allí pase noches de sábados enteras con José Blas, aquel jovencísimo trabajador del centro comercial que se hacía cargo del pequeño Ojeda durante un par de horas para sacarle libros de cofradías. Justo allí, Pregonero, ¿Recuerdas?. Donde siempre se acercaba aquella guapa compañera a la que invitabas a nuestra tertulia semanal cofradiera, que si... ¡que me acuerdo de todo! Que los niños no éramos tontos. Si señor, una chavalita que finalmente fue tu novia y que hoy es la señora del Pregonero de Jerez de la Frontera.

Y pasaron los años Jose Blás, y los abuelos ya no están, y yo al final terminé trabajando en la radio como te decía que era mi sueño... "mi ídolo es Miguel Perea" te decía. ¿Recuerdas?. Y tú te reías. Pasaron los años amigo, y cada vez que nos vemos, sabemos que nuestra amistad nació en aquellos años entre libros de cofradías donde todo era mejor, más sencillo, más puro, y con menos maldad.

Y pasaron los años... y eres Pregonero, y no sabes cuánto me alegro de que así sea, ya que ese Domingo de Pasión se subirá a ese atril una de las pocas personas que conocen mi historia, una de las pocas personas que colaboraron a que me gustara todo esto.

Quién nos lo diría hace un cuarto de siglo -sobre todo a mí- que aquel joven vendedor de libros sería quien me dejara a las mismísimas puertas de la Semana Santa en Villamarta este año.