¿Vamos de paseo?

“¡Vámonos a andar, que caminar es muy bueno!” La invitación suena casi marcial. De hecho, el gesto con el que se acompaña suele aparejar un “no me digas que no, que hay que moverse”.

Estamos en verano y la playa se llena de gente que toma el sol, busca conchas o caracolas, escucha música, bebe, come, duerme u observa el vaivén de las olas. Y, entre este cúmulo de actividades, la que se repite hasta que se pone el sol como si de un ritual se tratase: el paseo. Por encima de todo, caminar es hacer ejercicio, y todo ejercicio es bueno ¿o no lo es?

Es un gozo ver como la comunidad de paseantes crece cada día. Hay quien invierte más tiempo en elegir la indumentaria, cuando hace ejercicio por la ‘urba’, o por una ruta más concurrida, que en el propio ejercicio. Pero la playa es distinta. Propicia una mayor intimidad en muchos sentidos: pero ¿hacemos bien al dar un paseo, cuanto más largo mejor? ¿qué precauciones y recomendaciones debemos tener en cuenta para que caminar resulte una experiencia saludable?

El Dr. Miguel Merino Aranda, Podólogo de Inderlas Centro Médico, asegura que “es saludable, siempre y cuando se haga con moderación sin necesidad de llegar al límite. Entre ligero, pausado o rápido, el ritmo de la marcha debe ser, sobre todo, acorde con el estado físico en el que nos encontramos. Es importante no forzar, con un ritmo cómodo pero constante”.

Como en todo, hay que dosificarse y cuidar los detalles, por ejemplo, del suelo sobre el que caminemos. En el caso de la playa, no es lo mismo caminar por la orilla que hacerlo por la arena más seca, pero ¿cuál es el piso más conveniente o recomendable? 

“Para mi gusto, lo mejor es hacerlo por el paseo marítimo antes que por la playa, debido a la inclinación de la misma. Pero si nos gusta por la playa, podemos hacerlo con marea baja y por la arena dura con un calzado adecuado. En general, el suelo debe ser firme, que no se hunda en demasía, evitar boquetes, baches…”.

Al oír estas palabras, deducimos que podemos hacernos daño si no paseamos de manera correcta. De hecho, muchos paseos terminan en lesiones indeseadas debido al mal estado del terreno, despistes o incluso la mala planificación del mismo, según nos indica el doctor.

Llegado este punto debemos preguntarnos si maltratamos nuestros pies. El podólogo es claro y tajante:

“En general sigue faltando mucho conocimiento por parte de la sociedad para cuidarse bien los pies. Nos llegan casos que se pueden evitar fácilmente en casa con una buena higiene y cuidado”. 

Y ¿cuál es el calzado aconsejable en verano?

“A la hora de andar, cualquier calzado deportivo de cordones es bueno para ello. Hay que evitar el uso abusivo de chanclas y sandalias”. 

Crema de protección solar para la cara, para el cuerpo, incluso para el cabello no faltan en el bolso de playa. Al llegar a casa, tampoco escasean los cuidados tras el sol: leche corporal, cremas, aceites, mascarillas, pero… ¿y los grandes olvidados, los pies?, preguntamos al Dr. Merino:

“Es fundamental el uso de crema hidratante especial para pies al finalizar el día , la arena, la sal y el sol resecan la piel”. 

Por lo demás, es conveniente no pasear durante las horas centrales del día, hidratarse bien, usar protector solar, no olvidar algo para taparse la cabeza y, por supuesto, calzado adecuado ¡y buen paseo!