Un paso con historia

Este próximo Miércoles de Ceniza, los jerezanos tendrán la oportunidad de contemplar unas andas procesionales que forman parte de la historia de la Semana Santa jerezana. La Hermandad Sacramental de Santiago ha tenido a bien solicitar para el Vía-Crucis del Santísimo Cristo de las Almas la antigua canastilla del que hasta el pasado año fuese el paso procesional de la Virgen de la Quinta Angustias de Arcos de la Frontera, el mismo en el que desde 1965 a 1980 portara cada Viernes Santo por las calles jerezanas a la Santa Cruz en el Monte Calvario y Nuestra Señora de Loreto en su Soledad.

Este antiguo paso se adquiere por el Ejército del Aire, para la Hermandad de Loreto de Jerez, a la Hermandad de la Vera-Cruz de Alcalá del Río en 1965, año que procesiona por primera vez en Jerez de la Frontera. La antigüedad de este paso se remonta a 1885, en una época en el que la Hermandad alcalareña comienza a resurgir tras los negativos efectos producidos por la Guerra de la Independencia.
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Como se aprecia en la foto que adjuntamos, las andas solo constaban entonces de canastilla llevando amplios faldones bordados. En la foto que adjunto vemos también las parejas de ángeles que portaba en las esquinas y que son los mismos que aún conserva la Hermandad de Loreto, cuatro de ellos en al altar de la Virgen, dos en la Casa de Hermandad y los dos restantes los podemos ver a los pies de la Virgen de la Amargura en la iglesia jerezana de Los Descalzos, ángeles que podemos datar como de 1885.

Publicidad En el año 1956 la Hermandad de la Virgen de la Alegría de Sevilla, establecida en la iglesia de San Bartolomé, emprende la reforma de su paso, cambia los antiguos respiraderos de 1891 por otros bordados del taller de Carrasquilla y realiza nuevos candelabros. Sería el momento en el que la la Hermandad de la Vera-Cruz reformaría también, su paso, añadiéndole los antiguos respiraderos y candelabros de la Hermandad sevillana de la Virgen de la Alegría, que eran de la misma época que el paso, y sustituye las antiguas ménsulas de las esquinas de la canastilla por cuatro artísticos altorrelieves de la Pasión.    

En la otra foto, que también se adjunta, se ve ya el paso del Cristo de la Vera-Cruz con los nuevos candelabros, apreciándose también la notoria crestería rocalla que la Hermandad de Loreto lució tras su adquisición sobre la canastilla y en los últimos años bajo el respiradero para potenciar el monte de flores, tal como se ve en la instantánea de esta Hermandad que corresponde al año 1971.

De esta forma estaba el paso cuando se adquirió en 1965 por la Hermandad de Loreto que, como dato curioso, solo varió su posición, ya que en la cartela central trasera se representaba la Santa Cruz con sábana, algo que los hermanos de Loreto considerarían más apropiado para ir en el frente por ser la Santa Cruz titular de la Hermandad, no siendo esta la única ocasión que se le tuvo que dar la vuelta al paso ya que el anterior, de color caoba, que se le compró a la Hermandad de las Tres Caídas de Jerez, también se le dio la vuelta el primer año para que presidiera el escudo de Jerez y no el de la Hermandad originaria que figuraba en su frente.

Publicidad En 1980 se vende este antiguo paso dorado, sin los respiraderos, que ya estaban muy deteriorados, ni los angelitos que se los quedó la Hermandad, a la Cofradía del Dulce Nombre de Arcos de la Frontera, para su misterio de la Quinta Angustia, donde ha procesionado estos últimos años también en la tarde del Viernes Santo con unos sencillos respiraderos. Los viejos respiraderos, originarios del paso de la Virgen de la Alegría sevillana, se utilizaron en aquellos años por la Hermandad de la Lanzada para su Cruz de Mayo.

Recientemente, estas andas, han sido adquiridas por la Hermandad del Soberano Poder de Sanlúcar de Barrameda que las ha cedido para este Vía-Crucis del Santísimo Cristo de las Almas. Un Vía-Crucis que llenará de sentido penitencial el inicio de una nueva Cuaresma jerezana y, a su vez, de recuerdos para todos aquellos que, hace más de tres décadas, lo veíamos con su aspecto decimonónico y recoleto portar, en la Semana Santa jerezana, el trascendental momento de la Soledad de María.